Algo más sobre las grasas 

Algo más sobre las grasas 

ACIDO LINOLÉICO CONJUGADO
(CLA) :
Es un ácido graso esencial, muy frecuente en los aceites vegetales (aceite de maíz, aceite de soja, aceite de girasol, etc.) y en la grasa animal. Está formado por varios tipos de ácidos grasos todos ellos distintos en su estructura química.

ACIDO OLEICO:
Es un tipo de grasa monoinsaturada típica de los aceites vegetales, como el aceite de oliva, del aguacate, etc. Ejerce una acción beneficiosa en los vasos sanguíneos y reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.

ACEITE PALMINOLEICO:

Rico en ácidos oleicos.

ATERO ESCLEROSIS O ARTEROESCLEROSIS: 

  Es el depósito de colesterol en las paredes de las arterias en forma de placas (ateromas). A medida que dichas placas crecen producen estrechamiento de la luz y disminución del flujo de sangre. Su ruptura puede ocasionar la formación de un coágulo o trombo y  el bloque completo de la circulación a través del vaso. Como resultado, el órgano que recibe sangre de la arteria afectada carece de oxígeno y sus células pueden sufrir un daño severo.

GLICERINA:

 Se denomina también propanotriol y forma parte de las grasas y aceites (ésteres de glicerina o glicéridos).   Está compuesto por tres átomos de carbono y que tiene en cada uno un grupo alcohol. Se obtiene en grandes cantidades como subproducto en la fabricación de jabones.

LIPIDOS:

  Son biomoléculas orgánicas formadas básicamente por carbono e hidrógeno y generalmente también oxígeno, pero en porcentajes mucho más bajos. Además, pueden contener también fósforo, nitrógeno y azufre. Algunas veces se les llama erróneamente grasas, pero en realidad son un tipo de ellas.

Ultimas noticias sobre dietas bajas en grasas

En febrero, un muy esperado estudio sobre las dietas bajas en grasa llegaron a los titulares de todo Estados Unidos: Las dietas bajas en grasas no evitan el cáncer ni las enfermedades del corazón como se decía, era el veredicto. El estudio tenía credenciales importantes, de la Iniciativa para la Salud de la Mujer (WHI), el grupo federal cuyos resultados hace algunos años llevó a muchas mujeres a abandonar la terapia hormonal. Las cifras eran impresionantes: más de 48,000 mujeres, estudiadas durante ocho años, al costo de US$415.0 millones. Pero, casi inmediatamente, los críticos empezaron a destacar las deficiencias y limitaciones del estudio. Ahora que se ha asentado el polvo, esto es lo que pensamos que usted debe saber.

Las tres partes del estudio buscan los efectos de una dieta baja en grasa sobre el riesgo del cáncer de mama, el cáncer colorrectal y la deficiencia cardiovascular en mujeres entre 50 y 79 años al inicio del estudio. Un grupo se sometió a una dieta baja en grasas (con consejos individuales, bastante intensivos, durante el primer año), mientras que un grupo de comparación se dejó libre para comer lo que quisiera. No se les pidió a las mujeres que redujeran las calorías, aunque la mayor parte tenía exceso de peso o eran obesas. Después de ocho años, ambos grupos tenían tasas similares de cáncer de mama y colorrectal, además de deficiencias cardiovasculares.

Eso parece estar muy claro. Sin embargo, hay algunos problemas reales con este cuadro.

– La dieta baja en grasa no lo era, realmente. El objetivo era que las mujeres con poca grasa redujeran su ingestión de grasas para que le aportaran 20% de sus calorías diarias. Cuando empezaron, 38% de sus calorías provenían de las grasas. Después de un año, las grasas aportaron 24% de calorías, como promedio, pero en el sexto año, subió a 29%, solo 8% menos que el grupo de control. También se suponía que comieran más frutas y vegetales, pero terminaron comiendo solo una ración adicional. Al final, las diferencias entre ambas dietas eran relativamente pequeñas. Quizás, una ingestión menor de grasas hubiera aportado beneficios a la salud, en especial si va unido a más productos. Pero algo quedó claro: es muy difícil lograr que las personas hagan cambios importantes y los mantenga.

– La dieta baja en grasa no estableció diferencia entre grasas buenas y malas (entre el aceite de oliva y la manteca, por ejemplo). Cuando el estudio se diseñó a finales de los años 90, muchos expertos en nutrición (incluyendo Wellness Letter)  se concentró principalmente en reducir el insumo de grasa, en general. Desde entonces, el énfasis ha derivado a reducir las grasas malas (grasas saturadas que están principalmente en los productos animales, así como la grasa “trans” de las nueces, el pescado y los aceites vegetales no-hidrogenados). Ese es el consejo de las guías dietéticas federales que no se concentran mucho en el consumo total de grasas. Sí, las mujeres redujeron ligeramente las grasa saturadas y “trans”, pero igualmente redujeron las grasas potencialmente protectoras. De ahí que las mujeres solo tuvieran pequeñas gotas de colesterol en la sangre.

Las condicionales importantes.

Ningún estudio, ni siquiera este largo y prolongado puede responder todas las interrogantes, pero esto deja preguntas importantes sin respuesta. ¿Qué hubiera pasado si las mujeres hubieran cambiado su dieta a edades más tempranas? La reducción de la grasas pueden que se haya producido demasiado tarde, además de en poca cantidad. ¿Qué hubiera pasado si las mujeres hubieran reducido más su consumo de grasa? Las mujeres que disminuyeron más la grasa saturada y la “trans” tuvieron el descenso mayor en el colesterol LDL (malo).

¿Serían los resultados los mismos en los hombres, que tienden a padecer enfermedades cardiacas antes? Las mujeres estuvieron todas relativamente saludables. ¿Se beneficiarían personas menos saludables? ¿Se hubieran producido beneficios si las mujeres se hubieran estimulado para que bajaran de peso (solo perdieron una libra después de ocho años) y se ejercitaran más? La dieta sin pérdida de peso pueden no aportar beneficios significativos con sobrepeso.

Finalmente, ¿hubiera arrojado resultados positivos un estudio más largo? Ocho años es un periodo largo, pero el cáncer puede tomar décadas para desarrollarse. Los investigadores continuarán estudiando a las mujeres, y analizarán los nuevos datos, y no sería sorprendente que se vieran reducciones en el riesgo.

Y si no hay poca grasa, ¿qué ocurre?

El consejo de que se reduzcan las grasas  (o carbohidratos, por el mismo motivo) es bueno y simple. Pero este estudio revela, como otros muchos, que es muy difícil seguir ese consejo largo tiempo aún sin asesoramiento. Además, ¿quién se puede imaginar los porcentajes de calorías que resultan de la grasa en los alimentos de un día?

El consejo siguiente parece más complicado, pero no es así. Se concentra en los alimentos reales y no requiere una calculadora, o un nutricionista. Ha sido nuestro consejo estándar durante años.

Las frutas, los vegetales y los granos integrales deben ser sus alimentos principales, además de productos lácteos bajos en grasa, pescado, frijoles, aves sin piel y carnes magras. Las investigaciones arrojan que las personas que comen así han reducido el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes, y posiblemente cáncer. Una dieta como esa es similar al plan DASH, que ha demostrado bajar la presión sanguínea. También puede ayudar a controlar el peso, especialmente si usted limita las raciones y empieza a ejercitarse más.

-Carbohidratos “buenos”: Coma muchas frutas, vegetales, frijoles y granos integrales. Estos alimentos altos en fibras y carbohidratos son nutritivos, llenan y son relativamente bajos en calorías.

-Carbohidratos “malos”: Limite su consumo de alimentos azucarados, productos de granos refinados, como el pan blanco, y los bocadillos salados, como las papas fritas.

– Grasas “buenas”: Coma más pescado y nueces, que contienen grasas insaturadas saludables: Sustituya el aceite de oliva o canola por mantequilla o margarina que contiene grasa “trans.” Pero no se exceda, puesto que todas las grasas son altas en calorías.

– Las grasas “malas”: Reduzca la grasa animal (alta en grasa saturada). Reduzca las grasas “trans”, suplidas por los aceites vegetales parcialmente hidrogenados que se emplean en muchos alimentos empacados y comidas rápidas. Limite el colesterol, que solo está en los productos animales.

-Sírvase raciones moderadas, especialmente alimentos altos en calorías. En los últimos años, las raciones se han disparado, particularmente en los restaurantes.

-Haga ejercicios y sea activo en el control del peso para una buena salud.

Conclusión: Lo que usted come es tan importante como lo que usted descarta o evita. Cuánto usted coma es tan importante como lo que usted come. Y finalmente, cuando se trata de una buena salud, ser físicamente activo es probablemente tan importante como lo que usted come.

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