Algo preocupante

Algo preocupante

Durante el gobierno del ingeniero Hipólito Mejía la deuda externa del país fue enormemente aumentada.

Mediante un asesoramiento y un cabildeo costoso, la gestión de Mejía logró conseguir varios préstamos estimados en muchos millones de dólares.

Supuestamente los recursos eran para dinamizar la economía de la nación a través de obras de infraestructura.

El pago de los intereses y del capital del enorme y pesado endeudamiento se haría mediante los beneficios que generarían las mismas obras.

El dinero llegó a las arcas del Estado y los asesores y cabilderos cobraron sus cuantiosos honorarios con gran satisfacción. Sin embargo, con el paso del tiempo, cuando las cámaras de los medios de comunicación salieron a verificar las obras y las inversiones,  sencillamente se llevaron una gran sorpresa.

Muchas simplemente habían sido iniciadas para, luego, terminar en un completo abandono.

Los muchos millones de dólares se volvieron sal y agua.

Empero el país se quedó con la enorme responsabilidad de cumplir con un compromiso que se sumaba a los otros tantos hechos por los gobiernos pasados.

La primera gestión del presidente Leonel Fernández tuvo la gran voluntad de ir reduciendo la deuda que había encontrado, que comparada con la de ahora, no producía alarma.

Pero en lo adelante, al igual que el señor Hipólito Mejía, este Gobierno le ha encontrado el gustito a eso de coger prestado. No paran de pasar por el Congreso Nacional las solicitudes y aprobaciones alegres de compromisos económicos con el extranjero.

Ahora será con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Se trata de unos US$1,700 millones que empezarán a entrar en tiempo de campaña política.

Esto ocurre mientras no sabemos realmente cómo se pagará el compromiso económico que se abulta cada vez más con Venezuela.

¿Cuándo se controlará y transparentará esta hemorragia tan peligrosa?

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