Algo sobre ansiedad

<p>Algo sobre ansiedad</p>

ATAHUALPA SOÑÉ M.
T antas son las personas dentro de una población cualquiera, que prácticamente nos parece normal tal situación. Sin embargo, dicha situación dista mucho de lo que la realidad manda y exige.

La ansiedad es una enfermedad secuencialmente emocional, razón por la cual debemos recordar que toda enfermedad constituye una forma o manera errónea a través de la cual el cuerpo emite sus respuestas.

Las personas que anticipadamente frente a una situación a enfrentar ya sea ésta una entrevista de trabajo, un examen, la anunciada presentación de algún personaje importante, el asumir el papel de tener que dirigirse a un público, etc, colocan a las personas muchas veces en situaciones poco cómodas para actuar, derivándose el desencadenamiento de una serie de actos cuya apariencia resulta engañosa para quienes nos encontramos en el plano de acción de la persona afectada a presa de tal situación.

La ansiedad en las mayoría de las ocasiones acoge el disfraz adecuado, de tal manera que le resulta fácil realizar su trabajo de confundir y movilizar elementos dentro del escenario en el que decide actuar por lo cual logra una vía calificable de confusiones, aprensiones, y situaciones desagradables, sin que el sujeto se percate de ello.

La situación como producto de lo antes citado, crea unos patrones característicos de las personas que ansiosas entre los que destacan los siguientes:

– El hecho de que las personas ansiosas no saben disfrutar.

– Las personas ansiosas, si no tienen un motivo preocupante, se lo buscan, es decir, lo pueden inventar.

– El padecimiento de “estar mal” es una constante.

El constante cuestionamiento sobre ¿qué es la ansiedad?, ha de encontrar muchos frentes de carácter interrogativos, más no así, las fuentes de respuestas habrían de cubrir dichos cuestionamientos, esto así, porque hemos de dar respuestas conductual, cognitivas y fisiológicas, las cuales se habrán de caracterizar por el estado de alerta ante la llamada señal de peligro.

La ansiedad se constituye en un fenómeno que produce interferencias secuenciales de carácter funcional, cuya significación se dirige hacia la creación de la dificultad o interrupción de las actividades cotidianas del individuo.

Tras la puesta en marcha de un sistema de respuestas de carácter orgánico, a las cuales debe estar el organismo siempre presto, habrá que suponer una sistematización de respuestas provenientes algunas de ideas desagradables, ya sean éstas temores, preocupaciones, etc, las cuales se sujetan al orden genitivo; otras habrán de acogerse al proceso fisiológico, desencadenando palpitaciones, sudoración, temblores y otras expresiones altamente identificables dentro del marco de lo ansioso, dirigiéndose hacia el llanto y los característicos movimientos reiterativos hacia una misma dirección.

Algunos autores han estimado que la ansiedad funciona como un sistema de alarma que señala la ocurrencia de una situación de peligro la cual va normalmente asociada a incertidumbres, razón por la cual se hace adaptativa. Sin embargo, la ansiedad se convierte en una respuesta patológica o anormal, cuando la misma continúa después de finalizar la exposición al peligro potencial, es decir cuando se produce sin causa aparente que la justifique.

Es así por lo que el término de la ansiedad se ha encontrado envuelto por una verdadera ambigüedad, no sólo por las aproximaciones al fenómeno y las diferentes corrientes que lo enfocan, sino también por las variedades de términos que se han utilizado para referirse al tema o problema.

Baste un pequeño señalamiento, para destacar las similitudes antes señaladas: Conforme a la naturaleza etiológica, la ansiedad se entiende como la derivación de un mecanismo básico: Miedo. El mismo se establece como una reacción adaptativa ante una situación de peligro, con miras a defender al organismo. No obstante, se han de barajar una series de términos al respecto, tales como: Angustia, tensión, activación, temor, que generan no sólo confusión, sino, que suelen utilizarse como sinónimos.

Las fronteras de los conceptos parecen ser muy frágiles, por lo que debemos apoyarnos más bien en los matices que marcan las diferencias, pues el temor o miedo aparece como un sentimiento cuya provocación obedece a un estímulo, situación u objeto, proveniente de una reacción normal ante dicho estado situacional. Esto explica que el miedo resulte ser una respuesta conductual y fisiológica ante algo externo al individuo.

Por su parte, la angustia, se explica de forma contraria, ya que se trata de una respuesta que aparece de manera anticipada ante cualquier estímulo. Por tal razón, no surge como respuesta provocada o formulado por estímulo alguno, o situación alguna.

En otro sentido, se ha de hablar de tensión y activación al recurrir a las teorías que explican las emociones. Esto así en razón de que la activación, más que un estado que va desde el sueño hasta las respuestas emocionales intensas, se pueden canalizar a través del pánico o la alegría. La ansiedad y la angustia han de poseer esta toma de contacto frente a la activación, aunque dicha relación no resulte favorable para el individuo, le permite hacer explícitas sus sensaciones de temor ante situaciones francamente reales o visiblemente anticipadas.

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