Algo sobre las primarias

Algo sobre las primarias

POR JULIO BREA FRANCO
Es de lamentar que los promotores de la idea, hoy convertida en Ley,  de las elecciones primarias universales, no hayan completado su propuesta  de manera que conjuntamente a la escogencia de los candidatos a los cargos electivos  se  proceda, ademas,  a elegir a las autoridades partidarias que tan pocos cambios han registrado tan pocos cambios en los últimos cuatro décadas. Estoy convencido que esa inclusión  significaría un paso agigantado en la ansiada dirección de la democratización y, por consiguiente, del debilitamiento de las oligarquías dirigenciales en los partidos

Como las primarias han de ser abiertas y generales, quizás no nos debería sorprender, si asi se procediera, que Federico Antún, por ejemplo, termine siendo elegido presidente del PRD,  Tonty Rutinel sea escogido secretario político del PLD o que  Virgilio Bello Rosa  termine siendo el vicepresidente en el PRSC. Obviamente para que eso pueda suceder, estos conspicuos líderes  debe volver a demostrar que aun cuentan con el sólido  seguimiento popular  que se les presume dadas sus largas carreras políticas.

Ciertamente que la mía es una fantasía pero la provocación es válida: se habla pestes de las cúpulas de los partidos. Y si es en ellas en donde se supone que está gran parte del problema del dirigismo, clientelismo y favoritismo que se denuncia,  la elección completa de las autoridades de los partidos podría resultar una buena solución. 

De seguro que un agregado de este genero a la ley de las primarias será muy bien visto por el Diputado Presidente, Alfredo Pacheco, quien afirmara, según una informacion de prensa en días recientes, “que las cúpulas de los partidos han orquestado una campaña de descrédito en contra de la Ley de Primarias, porque les quita la hegemonía de imponer candidatos y mantenerse en los puestos mediante acuerdos de aposento”.

Facultando al electorado para participar ademas en la elección de las dirigencias de los partidos, el objetivo de la democratización interna de estas organizaciones  se lograría mas ampliamente. 

El contenido de la ley de primarias –asi le llamare para mayor economía- es escueto y general. Dice menos de lo que debería ser una ley en materia  electoral en la cual las normas, procedimientos, atribuciones, derechos y garantías  han de estar, y suelen estarlo,  bien definidos,  como se colige de la teoría del Derecho electoral y la evidencia empírica comparada. Las disposiciones electorales,  si dejan a una instancia inferior la reglamentación debilitan su garantía. Sin embargo este vicio es muy repetido en el régimen electoral dominicano. 

Precisamente por su extrema generalidad, la ley no define aspectos nodales y operativos de las primarias, que para mayor remate habrán  de ser “abiertas”. Por ejemplo, uno de los tantos es el asunto de cómo se inscribirán las precandidaturas.  Si todo el proceso será controlado, organizado y ejecutado  por la Junta Central Electoral, en buena lógica, estas  deberán realizarse ante ella. Eso significa que los aspirantes a los cargos electivos de todos los partidos deberán inscribirse directamente,  sin intervención de los niveles dirigenciales partidarios. Recuérdese que son solo precandidatos, no candidatos. La formalización de las postulaciones se harán después de celebradas las primarias.

Si las precandidaturas las determinarán los comités de los partidos, ¿de cual democratización estamos hablando? ¿Escoger entre las personas que imponen las cúpulas?  En Estados Unidos, la tierra de las primarias electorales (que suelen ser cerradas en la mayoría de los Estados  e indirectas en general) los candidatos van directamente ante las administraciones electorales de los condados y alli lo hacen.  Si la JCE será quién realizara todo, será también su responsabilidad directa sin intermediación de las maquinarias de los partidos.  

Vista lateralmente  -no como una totalidad,  en el contexto de un análisis de la reforma- agregar la elección de las autoridades disminuiría los temores de la manipulación de las actuales  cúpulas dirigenciales, como es la preocupación del Presidente de la Cámara de Diputados. Como es titular del derecho de iniciativa legislativa puede convertirse en su promotor demostrando asi que es coherente con su predicamento.  Si lo que se dice que quiere es una democracia de ciudadanos, que se propicie y se haga, entonces,  el mas amplio empoderamiento de ellos.     

bfa@breafranco.com

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