Durante meses negociaron el Tratado de Libre Comercio.

Fuera del Congreso, sin representación laboral, en aposentos.

Prometían benéfica libertad económica, globalizante, pese a la dudosa fama de los TLC en Latinoamérica.

Sus reales consecuencias, positivas o negativas, son prácticamente ignoradas por la opinión pública.

Ahora resulta que sectores productivos nacionales se oponen al texto negociado, quieren que los saquen de la trampa.

Muchos, el sector agropecuario nacional, descubren que el «acuerdo» no debe firmarse, por dañino al país. Lo descubren tarde.

Nos engañaban.

La famosa transparencia estuvo ausente.

Alguien presentó como una panacea lo que era, y es, un engaño.

————

e.lapayese@verizon.net.do