Algún día…

Algún día…

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Lo del barrilito creado por y para los Senadores es otro acto de corrupción que en su momento deberá ser castigado con toda la severidad que impone la ley.

Aquel o aquellos que se valen de una posición electoral o gubernamental para su beneficio violan la parte final del párrafo 4 del artículo 8 de la Constitución que copiado a la letra se lee así: «La ley es igual para todos, no puede ordenar más que lo que es justo y útil para la comunidad ni puede prohibir más que lo que le perjudica».

El artículo 46 de la Constitución es claro contra los privilegios, ordena, copio textualmente: «Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o actos contrarios a esta Constitución».

El artículo 100, en su parte inicial establece: «La República condena todo privilegio y toda situación que tienda a quebrantar la igualdad de todos los dominicanos entre los cuales no deben contar otras diferencias que la que resulten de los talentos o de las virtudes…».

El artículo 102 habla de sanciones veamos, y copio: «Será sancionado con las penas que la ley determine, todo aquel que, para su provecho personal, sustraiga fondos públicos o prevaleciéndose de sus posiciones dentro de los organismos del Estado, sus dependencias o instituciones, obtenga provechos económicos. Serán igualmente sancionadas las personas que hayan propiciado ventajas a sus asociados, familiares, allegados, amigos o relacionados. Nadie podrá ser penalmente responsable por el hecho de otro ni en estos casos ni en cualquier otro».

El Senado contraviene principios constitucionales cardinales cuando aprueba otorgar dineros públicos a sus miembros para que establezcan oficinas y fundaciones pagadas por el erario, para hacer política en su provecho.

Hay que luchar porque los Procuradores Fiscales sean independientes del Poder Ejecutivo para que no continúen atados a decisiones partidarias desafortunadas, que permiten retratar la baja calidad moral de muchos de ellos y su apego a puestos a los cuales llegaron adultos.

La sociedad dominicana asiste sorprendida a una actuación en el escenario nacional, donde un grupo de gente actúa en un sainete.

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