Algunas ideas para salir del limbo

Algunas ideas para salir del limbo

CÉSAR PÉREZ
La presente fecha del calendario político dominicano pone en tensión todas las fuerzas políticas que desde diversas perspectivas tienen o piensan tener incidencia en la vida de nuestro sistema político. Es la fecha de las más diversas convocatorias a unir voluntades, o recoger votos, para la diversidad de proyectos o propuestas políticas, es el momento de las apuestas concretas o de acentuación de la búsqueda de utopías.

En estos días se multiplican los espacios de personas que se reclaman de izquierda o que simplemente se reconocen contestatarias al actual estado de cosas, que se reúnen para reflexionar y proponer formas de articular voluntades para propiciar un cambio sustantivo en el país.

Otros grupos, de hecho, asumen la cultura política impuesta por el sistema y sus partidos y comienzan con sus «precandidaturas» para discutir o competir con otros grupos que también lanzan sus «precandidaturas». Algunas son candidaturas lanzadas, no para competir con otras, sino como propuesta de candidato para ésta y otras fechas de cara al futuro, y constituye esto una iniciativa que se inscribe dentro de la modalidad de articulación acumulación de fuerza en los procesos electorales, como ha sido la experiencia de Brasil, Chile, Bolivia, entre otros países de la región.

Hasta el momento, la experiencia ha demostrado que esos intentos no han sido efectivos y, entre otros factores, se debe al hecho de que la generalidad de las componentes de la izquierda dominicana, al asumir la cultura electoral construida por los grandes partidos, incurre en el voluntarismo ingenuo de pensar que los procesos electorales constituyen el mejor momento para articularse y junto a ellas, otros sectores llamados progresistas.

Esa cultura de la izquierda dominicana, convive con su vieja forma de pensar y hacer la política y sin saldar cuenta positivamente con sus referencias históricas. Por eso, no logra insertarse de manera diferente en los procesos electorales, ni hacer un balance crítico de los experimentos de socialismo ensayados y fracasados en los países del este europeo ni de la forma degenerativa que han tenido en oriente, que parece ser el camino por donde se enrumbaría la Cuba post Fidel. Si no resuelve esos temas, difícilmente podrá ser percibida como una alternativa entendible y creíble por la presente generación de jóvenes que realmente quieren y buscan un espacio donde hacer política.

Ese déficit de reflexión se constituye en su principal obstáculo para hacer una propuesta de sociedad y proyecto de hegemonía política. Por lo tanto, hay que hacer un sostenido y serio intento de construirla en los espacios y momentos concretos donde el sistema debe dar respuesta a las demandas de la gente y no solo en las fechas que éste se da para reproducirse.

En tal sentido, y a modo de ejemplo, las recién promulgadas leyes de Presupuesto Participativo y de Régimen Municipal, obliga a los ayuntamientos convocar asambleas populares en su demarcación, para discutir cómo se usará el 40% del presupuesto municipal y cómo a utilizar un 4% en los temas de formación y de políticas relativas a la mejoría de las condiciones de vida de la mujer. Eso deben hacerlo todos los años, en los meses previos a la aprobación de la Ley de Gasto Público y Presupuesto Nacional.

Las acciones en esos espacios, junto a acciones a nivel de nacional de denuncias y evidencia de la incapacidad de los principales partidos del sistema de hacer política para la gente, podría ser un momento de crear una propuesta de sociedad que no solamente sea una alternativa a las experiencias de gobiernos que hemos tenido, sino a los proyectos socialistas fracasados porque, entre otros factores, no reconocieron ni reconocen que es imposible crear una sociedad con igualdad de oportunidades sin un marco de pleno e irrenunciable ejercicio de la libertad.

En la realización de esas tareas prácticas, por ser diversas, diarias y expresiones de intereses particulares de muchas componentes sociales, se podrían encontrar tanto las formas organizativas (espontáneas y de aparato) de construcción del movimiento popular, como la forma de participar en los procesos electorales con creatividad, eficacia y posibilidades reales. Esta es sólo una idea, para salir del limbo.

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