Por: Cayetano Rodríguez del Prado
Desde varios años antes del desembarco de 1959, dominicanos y cubanos habían unido esfuerzos para lograr el derrocamiento de Trujillo.
Ya en el año 1947 logró vertebrarse un importante movimiento que se conoció como Cayo Confites, por realizarse los entrenamientos en el cayo cubano de ese mismo nombre, en el cual participaron los más variados sectores políticos dominicanos y cubanos. Entre los dominicanos involucrados en el proyecto se hallaban Juancito Rodríguez, Juan Isidro Jiménez Grullón, Juan Bosch, y otros más entre ellos Ramón Mejía Pichirilo, quien más adelante sería uno de los fundadores del MPD. Uno de sus participantes cubanos fue Fidel Castro, apenas tenía 21 años, y al ser desbandado el movimiento por el ejército cubano, siguiendo órdenes de los norteamericanos y de Trujillo, este logró escapar nadando y con la ayuda solidaria de Pichirilo, marinero y gran nadador.
En otro acontecimiento histórico, el 19 de julio de 1949 acuatizaron en un hidroavión en la Bahía de Luperón, costa norte dominicana, Horacio Julio Ornes Coiscou, Tulio H. Arvelo, Federico Henríquez Vásquez (Gugú), José Rolando Martínez Bonilla, Miguel A. Féliz Arzeno (Miguelucho), Hugo Kunhardt, Salvador Reyes Valdez, Manuel Calderón Salcedo y otros valientes anti-trujillistas dispuestos a morir luchando contra Trujillo. Fueron aplastados por la tiranía, pero su ejemplo perduró.
Más adelante, cuando Fidel Castro organizaba una fuerza expedicionaria anti-batistiana, los hombres del MPD apoyaron sus planes de desembarco en Cuba, acción que se esperaba el 30 de noviembre de 1956 y, en tal sentido, participaron en forma destacada en las acciones militares que se produjeron en Santiago de Cuba y que incluyeron la destrucción y captura del Cuartel General de la Policía y la toma del Cuartel de la Policía Marítima, ambos en aquella ciudad. En estas acciones participaron Andrés y Francisco Eleuterio (Chino) Ramos Peguero. Se produjeron también ataques en La Habana, en los cuales participaron Máximo López Molina y algunos otros miembros y simpatizantes del MPD, mientras las acciones insurreccionales se extendieron más tarde a Guantánamo, con la participación de Andrés, y al centro de la ciudad de Santiago con la participación del Chino y de Pichirilo, quien había desembarcado junto a Fidel en el yate Granma y, junto a un pequeño grupo había logrado infiltrarse en aquella ciudad.
Estas acciones de guerra tuvieron el propósito de distraer al ejército del dictador Batista mientras se producía el desembarco de Fidel y sus compañeros que, a consecuencia de la fuerte vigilancia en la costa, hubo de retrasarse por varios días, hasta el 2 de diciembre de 1956.
Una vez producido el desembarco, las acciones del frente interno tuvieron el propósito de dividir la ofensiva del ejército de la dictadura batistiana.
Posteriormente los hombres del MPD se mantuvieron activos en la lucha a favor de la Revolución Cubana y, al triunfo de la revolución, una buena parte de sus hombres quedaron integrados al Ejército triunfante, pues apoyar a la Revolución Cubana, equivalía a impulsar la lucha contra la dictadura dominicana. Así Andrés Ramos Peguero alcanzó el grado de Capitán mientras el Chino Ramos Peguero, Máximo López Molina y otros también quedaron integrados a las fuerzas armadas con grados menores.
Tan pronto triunfó la revolución cubana, el primero de enero de 1959, la mayor parte del exilio dominicano se integró en forma entusiasta al plan de desembarcar varios grupos guerrilleros en territorio dominicano. Un papel preponderante en estos planes lo jugó el Partido Socialista Popular (PSP) dominicano que, habida cuenta de las consignas emepedeístas a la necesidad de la lucha política interna y a viejas rencillas entre los miembros de ambos grupos, no permitió la participación del MPD en ese movimiento.
Aunque la consigna central del MPD en aquel momento era “lucha interna o Trujillo siempre” y, ante la evidencia de que los preparativos expedicionarios eran una realidad inminente, la dirigencia del MPD ofreció su apoyo a los que preparaban el desembarco de junio del 1959. Andrés y el Chino Ramos Peguero se acercaron al doctor Francisco Canto en el local que poseían los expedicionarios en la zona de El Vedado, La Habana, ofreciendo el apoyo y la participación activa del MPD en la operación guerrillera. El doctor Canto les dijo que más adelante les avisaría su aceptación, pero el aviso nunca llegó.
Mientras tanto, en nuestro país, toda la población hervía de impaciencia por la llegada de continuos rumores originados en Cuba, los cuales coincidían en señalar que los exiliados dominicanos establecidos en Cuba, Venezuela y otros países americanos se preparaban para desembarcar en tierras dominicanas y derrocar la tiranía trujillista.
El 14 de junio de 1959 la sociedad dominicana se sintió estremecida por la llegada de un grupo de expedicionarios dominicanos que se proponía establecer un frente guerrillero en la Cordillera Central, consolidarlo, derrotar al ejército de la tiranía y finalmente establecer un régimen democrático como lo establecía el ideal político del Movimiento de Liberación Dominicano. El primer grupo, al mando del comandante Enrique Jiménez Moya, llegó en avión por el aeropuerto de Constanza, enclavado en la Cordillera Central y, pocos días después, por Maimón y Estero Hondo se produjo la llegada de más expedicionarios, encabezados por el comandante José Horacio Rodríguez.
En pocos días las tropas de la tiranía lograron aplastar ese intento democrático del exilio dominicano que, reuniendo jóvenes de todas las tendencias políticas, entrego la vida de muchos de sus mejores hijos en lucha desigual con los militares al servicio de la tiranía. Algunos de los expedicionarios fueron muertos en combate, pero la mayoría se rindió por hambre y frío, y ya prisioneros, fueron asesinados cobardemente por esos esbirros que se mancharon sus manos de sangre dominicana siguiendo las órdenes del tirano.
Sin embargo los efectos de ese heroico movimiento iniciado el 14 de junio de 1959 con el aterrizaje de un grupo expedicionario por Constanza y la llegada por las costas de Maimón y Estero Hondo en el norte del país, estremecieron los cimientos de la tiranía y sirvieron de inspiración a todos los que nos decidimos a luchar activamente contra aquel régimen de oprobio que nos esclavizó por más de treinta años. Inspirados en ese ejemplo de sacrificio, muchos jóvenes dominicanos integrarían poco después las diferentes fuerzas revolucionarias y progresistas, como el “14 de Junio”, el PRD o el MPD, e impulsarían valientemente las luchas del pueblo dominicano por un mejor destino.