Por Dra. Lina Vásquez Badía- Pediatra -Nutrióloga Clínica- Maestría en Nutriología Clínica Pediátrica/ @dralinavasquezbadia
La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial que puede llevar al desarrollo de otras enfermedades como cardiovasculares, diabetes y enfermedad renal crónica, entre otras. Es de larga duración y debe trabajarse a lo largo de la vida. La genética tiene su rol, sin embargo, el 95% de obesidad es sociocultural.
Existen comportamientos que permite su aparición y avance: falta de educación, de etiquetado de los alimentos, de empatía de los médicos, familiares y amigos, de lugares para ejercicio, promoción adecuada, aumento de comida chatarra, exceso de orientación inadecuada, etc. Sumamos a esto una cultura que promueve que un niño ‘gordito’ es saludable. La forma de alimentación que promueve el consumo aumentado de hidratos de carbono, preferencia de alimentos que aportan pocos nutrientes, forma de cocción de los alimentos, promoción de juegos sedentarios, aumento del uso de pantallas, falta de sueño y descanso adecuados y falta de ver a la persona, niño o adulto, como un individuo que sufre; que tiene sus conflictos particulares, familiares, en las relaciones con amigos y tensiones laborales.
De forma que tenemos un mundo en la mente de la persona que vive con obesidad con lo que tiene que lidiar y aprender a manejarse para superarlo, muchas veces necesitando de profesionales de la psicología que conozcan como ayudarles.
La persona con sobrepeso u obesidad no quiere estarlo – a pesar de que sabemos que debemos querernos como somos, que hay distintos tipos de cuerpos, al igual que diferentes personalidades – porque se desarrollan impedimentos y otras patologías propias de la persona con esta enfermedad. Está en la obligación de los profesionales de la salud el fomento de la educación y la cooperación para el desarrollo de políticas públicas que favorezcan la disminución de esta enfermedad.
Es una gran tarea enseñar la forma de convivir con una persona con sobrepeso u obesidad, sin estigmatizarlos. Continuar educando a familiares y profesionales de la salud es un reto.
Recordando que en marzo se conmemoró el Día mundial de la obesidad, invito a las personas con obesidad o riesgo de padecerla a reconocer que debemos cuidarnos de por vida, modificar nuestros hábitos, sin que esto les genere ansiedad, más bien hacer de este largo camino un aprendizaje diario para mejorar la salud que nos permitirá tener una mejor salud en la adultez y ancianidad, pues la cronicidad del aumento de peso implica una pérdida de salud y de la calidad de vida de nuestros días de existencia. Podría decir que aprender a quererse sigue siendo importante para el enfoque de una vida saludable. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo. Escribe tus preguntas a: sodonuclim@gmail.com / @sodonuclim