Algunos buhoneros estudian en la propia UASD

Algunos buhoneros estudian en la propia UASD

POR MARIEN ARISTY C.
Aunque a simple vista no son más que vendedores ambulantes, algunos de los buhoneros que trabajan en los alrededores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo son estudiantes que tienen que trabajar para pagar sus estudios y sostenerse.

Ese es el caso de Domingo Castillo Pouerié, estudiante del octavo semestre de ingeniería, quien vende relojes de pulsera, relojes despertadores, radios pequeños y diversos tipos de pilas para ganarse los chelitos con los que paga sus estudios y puede sobrevivir.

En iguales circunstancias está Jaime Pujol, un estudiante de término de Mercadotecnia que vende lentes. «Nosotros lo que queremos es que nos reubiquen. Estamos dispuestos a pagar lo que sea, a colaborar en lo que ellos quieran. Lo que queremos es una seguridad para poder seguir trabajando», señaló Pujol al tiempo de indicar que él y su familia dependen de sus ventas.

Otros vendedores, que no tienen puestos propios, trabajan en algunos de estos negocios. «Yo soy estudiante y empleada de ese negocio. Aquí la mayoría somos trabajadores y también universitarios. Y queremos hacerle saber a la prensa y a todos los medios de comunicación que están alegando que somos delincuentes y que no les enfrentamos a ellos (la Policía Municipal) con piedras, machetes, cuchillos, como ellos quisieron decir, que esa es mucha mentira», dijo Elizabeth Genao, vendedora de jugos y estudiante de término de Mercadeo.

Giselle Fructuoso, estudiante de séptimo semestre de derecho, trabaja en un puesto de venta de hamburgers y el miércoles pasado le dieron un golpe en la cabeza. Hoy tiene cinco puntos y un dolor que no se le quita.

«Ellos alegaron que yo era una delincuente, una bandolera, como me difamaron en el programa del 9… Pero ellos no dijeron que partieron, por lo que me dieron cinco puntos, y que después me entraron a tiros. Yo trabajo de ocho de la mañana a tres de la tarde y estudio de cuatro a diez de la noche. Yo no sabía que en este país era un delito trabajar y estudiar».

Otros estudiantes, aunque no venden allí,  tampoco están de acuerdo con que los quiten. «Son personas que viven de eso. Quitarles eso tal vez sería una forma de que ellos no puedan mantener a su familia», apuntó Miroslava Fajardo, estudiante de Medicina.

Como ella piensa Jossy Mateo, de bioanálisis, quien señala que al quitarlos lo que se hace es promover que haya más delincuentes en la calle.

Natividad Cruz, estudiante de Medicina, entiende que ellos son más que necesarios: muchos estudiantes apenas van a la UASD con su pasaje y algunos RD$10 ó RD$20 para comer. Por eso, ante la imposibilidad de pasarse un día entero sin probar bocado, su opción comer en estos puestos informales.

 «La comida adentro es cara. En el comedor es barata pero en el Economato es caro y muchas veces uno no tiene tiempo de ir al comedor», se quejó Cruz.

CON UNA MONEDA DE RD$25

Doce del mediodía. Momento de crisis para muchos estudiantes que, apenas con una moneda de RD$25, deben intentar que les quede algo. Buscar dentro de la universidad es imposible, cuenta Alberto Vélez, mientras termina de engullir un hamburger que le ha costado RD$20. «Si esta gente uno se muere aquí. Nosotros los necesitamos porque no tenemos con qué comprar en las cafeterías», manifestó Vélez.

Con menos presupuesto aún, otros estudiantes optan por los yaniqueques de RD$10. La opción es amplia: pollo, huevo, vegetales, jamón y queso, queso blanco, queso amarillo y completo (todos los ingredientes juntos).  ¿Cómo evitar atorarse? Con los jugos que se venden a RD$10, RD$12 y RD$15.

Un poco más caro resulta detenerse a comer cachapas venezolanas puesto que cuestan RD$30. Las arepas, sin embargo, están a RD$15. Ambas están hechas por un joven técnico de refrigeración venezolano que se enamoró del país y ha decidido tomar la «buhonería» como estilo de vida.

Dejando los tarantines de lado, es hora de descubrir lo que ofrecen dos de las cafeterías circundantes: en Michel’s se encuentran quipes, pastelitos, croquetas y bollitos de yuca a RD$18, mientras que los pedazos de pizza cuestan RD$40, los refrescos de RD$22 a RD$35 y las botellitas de agua a RD$10.

Unos pasos más allá, en 100%, hay pasteles en hojas a RD$50 y todo tipo de croassaints y turcos en precios que van desde los RD$10 hasta los RD$24.  

Las empanadas más contundentes cuestas de RD$30 a RD$35 y los jugos y refrescos a RD$30.

Estos precios, aunque no son altos, están por encima de gran parte de los estudiantes de la UASD. Es por ello que muchos se resisten a la idea de pensar que le quiten a los buhoneros de la calle. Aunque no dicen sus nombres y se rehúsan a tomarse fotos, son los que originan el comercio informal: si no hubiese demanda, tampoco habría oferta.

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