Aliados a Bush apoyan su plan

<p>Aliados a Bush apoyan su plan</p>

PARIS (AFP).- Los aliados incondicionales de Washington alabaron ayer, jueves, la nueva estrategia en Irak anunciada por el presidente estadounidense, George W. Bush, mientras que los principales partidos iraquíes y algunos países europeos mostraron mayor prudencia y medido entusiasmo.

La diferencia horaria hizo que Australia fuese el primero de los aliados estadounidenses en reaccionar positivamente al anuncio hecho el miércoles por Bush del envío de unos 20.000 militares más a Irak. Gran Bretaña y Japón aplaudieron igualmente la decisión estadounidense horas después.

“El gobierno apoya la nueva visión expuesta por el presidente Bush (…) Fue un discurso muy claro, calmado y, sobre todo, realista, en el que, sin ignorar el desafío, reconoció que se cometieron algunos errores y expuso muy claramente lo que está en juego”, declaró el primer ministro australiano, el conservador John Howard.

Howard reiteró en cambio que no prevé reforzar el contingente australiano en Irak, de 1.400 soldados, por estimar que tiene “el tamaño adecuado”. En este sentido se pronunció también la ministra británica de Relaciones Exteriores, Margaret Beckett, quien descartó que Londres vaya a reforzar sus 7.100 hombres actualmente desplegados en Irak.

La canciller británica deseó éxito al nuevo plan estadounidense “ante una situación muy difícil”. Japón, que tuvo soldados en Irak hasta julio de 2006 en una misión de reconstrucción, aplaudió los “esfuerzos adicionales de la administración estadounidense para estabilizar Irak”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores, Taro Aso, en un comunicado.

Turquía también aprobó el plan estadounidense reconociendo el compromiso de Washington de luchar contra los rebeldes turcos del Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), establecidos en campos iraquíes.

   Rusia por su parte desaprobó categóricamente el envío de refuerzos, y consideró, según el presidente de la Cámara Baja del parlamento ruso, Boris Gryzlov, que “el aumento del contingente militar no merece ser saludado”.

   El anuncio de Bush provocó reacciones más templadas entre los principales partidos iraquíes. “Ese plan trae esperanza”, declaró Bassem Ridha, consejero del primer ministro, Nuri Al Maliki.

   “Heredamos un país destruido por el anterior régimen (de Saddam Hussein). Tenemos que enfrentarnos a la violencia religiosa, el principal obstáculo para avanzar. No es fácil garantizar la seguridad en tales condiciones”, precisó Ridha.

   Por su parte, el Partido Islámico, la principal fuerza sunita iraquí, tradicionalmente opuesta a la presencia estadounidense, reconoció la “necesidad de desplegar temporalmente nuevas tropas debido a la degradación de la seguridad y a la incapacidad actual de las fuerzas iraquíes y estadounidenses de controlar la situación”, declaró a la AFP su portavoz, Ayad Al Samerai.

   Irán, acusado por Washington de apoyar a los chiitas iraquíes, calificó la decisión de “regalo inapropiado a los estadounidenses” que “incrementará la inseguridad y la tensión” en el país.

   En Europa, la Comisión Europea en Bruselas evitó reaccionar al envío de refuerzos y saludó el “enfoque más global” del presidente Bush.

   El gobierno alemán dejó patente un “cierto escepticismo” ante el nuevo despliegue estadounidense, mientras que Noruega subrayó que “no hay solución militar” para Irak, sino “política, civil y económica”.

   Fiel a la línea que defiende desde el inicio de la crisis iraquí, París abogó por una solución política, y Suecia lamentó que Bush “apenas” hiciera mención en su discurso, o “sólo de pasada”, a “los principales retos políticos”.

   Sin pronunciarse directamente sobre el plan, la presidencia alemana de la UE consideró en un comunicado que la “clave para una nación iraquí unida, federal y democrática reposa en primer lugar en los propios iraquíes”.

   China se mostró prudente, al recordar simplemente su línea oficial: la “única solución” es un “desarrollo democrático, pacífico y económico”.

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