POR CLARA SILVESTRE
Tras asumir la dirección de la galería de Alianza Dominicana en un territorio como Washington Heights, en Nueva York, Oscar Abreu abre una nueva puerta, por lo que ha estructurado un amplio programa de apoyo a los artistas latinoamericanos, punto trascendental para el artista. 

Como informó, una galería de esta naturaleza es lo que hacía falta, de modo que funcione con el rigor institucional de defender los valores morales, a fin de enaltecer la libertad de expresión, de ahí que desde ya ha comenzado a desarrollar clases de arte, tertulias, charlas y conferencias con invitados especiales, así como exposiciones de artistas plásticos, un aspecto que tendrá gran importancia en su gestión.

Entiende que la misma le representa una gran responsabilidad, y agradece la acogida que le ha dado Moisés Pérez, presidente de Alianza Dominicana, junto al cual ha preparado el calendario de eventos y exposiciones para el 2006.

Para estos fines explicó que han hecho contacto con Abil Peralta, curador de los proyectos de exposiciones de los maestros Guillo Pérez y Alberto Ulloa, y con quien se encuentran haciendo los arreglos necesarios para presentar exposiciones individuales de ambos maestros para el primer trimestre del año. Así también han conversado con Marianne de Tolentino para presentar la obra de José Cestero, en una significativa individual. 

Su trayectoria

Oscar Abreu ha vivido el día a día entregado a su trabajo, así ha llevado su carrera artística y es como el éxito le ha venido acompañando; en septiembre inauguró una exposición de esculturas que tituló “La forma de la música”, la cual estará abierta al público hasta mediados de enero, en el Sofitel Nicolás de Ovando de Santo Domingo.

Pero, inmediatamente después de esta inauguración, viajó a Puerto Rico a la apertura de otra muestra de pintura y dibujos, “Acontecimientos del espíritu”, presentada en la prestigiosa galería Prinardi. Asimismo, recientemente inauguró en Alianza Dominicana, en Nueva York, la exposición de pintura titulada “Comportamiento de la memoria”, una muestra que dedicó a las víctimas del vuelo 587 de American Airlines, en especial a su hermana Rosanna Ogando.

Luego de entrar en contacto con Moisés Pérez, director de Alianza Dominicana, en el intercambio de ideas en lo que respecta a la cultura, acuerdan crear una galería con la finalidad de difundir la plástica dominicana, en la cual Oscar Abreu asume la dirección.

¿Debe significar un gran esfuerzo tanto emocional, moral como económico presentar una secuencia tan seguida de exposiciones?

Estoy en mis mejores momentos. Mi obra cada día gana terreno, estoy muy atento a las oportunidades que la vida me ofrece y dar lo mejor de mí. Me gusta vivir y trabajar entusiasmado y por ahora estoy muy contento con lo que estoy viviendo en Nueva York.

¿Con cuáles ideas decidiste viajar a NY?

Nueva York es la plaza más importante en el mundo del arte, y por supuesto , es una de las más difíciles, y la voy a conquistar. Soy un individuo que vivo en competencia constante conmigo mismo. Siempre me digo que debo mejorar siempre, porque de ese modo podré ayudar a otros.

¿Qué piensas ahora que estás allá?

Aquí el juego es de grandes ligas y yo me preparo para esto. Creo que el talento, la capacidad y la dedicación se imponen por sí solas, y es mi única arma. Asumo la dirección de la galería con responsabilidad, donde entiendo que debo establecer un programa de apoyo a los artistas latinoamericanos.

¿Cómo te ha recibido la comunidad dominicana en NY?

Muy bien, la gente tiene hambre de aprender y eso me gusta mucho. Ese es el mejor recibimiento que se pueda tener, sé que con este espacio llenaremos ese vacío.

¿Entiendes que tu obra cambiará por estar en otro escenario?

Yo permito el desarrollo evolutivo de mi obra, no estoy atado a una tendencia artística ni a un género, soy simplemente un intérprete de los fenómenos emocionales y lo llevo a la tela.

¿Qué le aconsejas a esos artistas que no logran sus sueños, porque no se atreven a dar los pasos necesarios para lograrlo?

No hay nada peor que desperdiciar el talento.