RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
La alianza rosada pretende reelegir en la Cámara de Diputados y especialmente en el Senado a las mismas figuras que en la pasada administración levantaron sus manos para alegremente aprobar el festival de contratos que permitieron duplicar la deuda externa y que llevaron al país a convertirse del menor endeudado de la región a una nación cuyos índices de compromisos externos e internos significaron una carga pesada para los próximos años.
Luego de la crisis de la deuda externa en la década de los ochenta, en que dos administraciones del PRD elevaron la deuda desde US$940.4 a US$3,659.9 millones, las reformas económicas de 1992 y una política prudente de endeudamiento por parte del doctor Balaguer y la administración del doctor Fernández permitieron reducir el monto de la deuda externa de US$4,499.12 en diciembre del 1990 a US$3,684 en agosto del 2000 y del 83% del PIB apenas al 18.5%.
El 16 de agosto del 2000, justo cuando se juramentaba el Agrón. Hipólito Mejía, la deuda pública representaba apenas el 25.8% del PIB, mientras el promedio en América Latina superaba el 66% y gracias a ese nivel óptimo de endeudamiento, instituciones como la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) recomendaba: A diferencia del pasado el peso de la deuda externa es relativamente pequeño, gracias a la disminución de su monto, tanto privada como pública. En caso de que se reactivara la restricción de balanza de pagos, por ejemplo por el crecimiento del déficit comercial, se podría acudir al endeudamiento, cuidando no disparar la carga del servicio de la deuda. El acceso al financiamiento externo que el propio país ha evitado durante mucho tiempo, debería ser considerado nuevamente como un expediente valido para promover el desarrollo económico y social de la República Dominicana (Desarrollo económico y Social en la RD: Los últimos 20 años y perspectivas para el siglo XXI, agosto 2000, CEPAL, pag.VI-45).
Aprovechar el endeudamiento para promover el desarrollo económico y social, cuidando de no disparar el servicio de la deuda, era la receta adecuada, sin embargo el entonces Presidente Mejía, escuchando voces de asesores económicos, los mismos que manejaron con torpeza las crisis bancarias, embarcaron a la nación en una masiva contratación de deuda externa, incluyendo US$1,100 millones de bonos soberanos, con el único objetivo de presentar al electorado en el 2002 un escenario de bonanza artificial, como efectivamente lo lograron, con la finalidad de arrasar en las elecciones de medio termino y sentar las bases para poder modificar la constitución y lanzar el proyecto reeleccionista.
Era la época en la cual la fundación del asesor económico fundamental y virtual jefe del equipo económico intentaba subestimar a los críticos del endeudamiento con la publicación el sábado 8 de junio del 2002, bajo el titulo Queridos dinosaurios, gráficos comparativos del bajo nivel de deuda de la RD frente a las demás naciones de la región, para así justificar el endeudamiento masivo en marcha que en lo relativo a los bonos soberanos había recalentado la economía en el primer semestre del 2002 e iniciado la ruptura de la estabilidad cambiaria mucho antes de las crisis bancarias.
La deuda externa pasó del 18.5% del PIB al 33.5% (de US$3,684 millones a US$6,414 en apenas cuatro años) y la interna se incrementó, especialmente por el salvataje bancario de 5.8% a 18.9% del PIB y lo mas grave, se modificó el perfil de la deuda externa reduciendo en cinco puntos porcentuales la contratada con organismos multilaterales, pactada a largo plazo y tasas de interés blandas, e incrementado de 18% al 39% la deuda con fuentes privadas en relación al monto total.
Ese elevado nivel de compromisos externos obligó a esta administración a renegociar con el Club de París, los tenedores de bonos y la banca privada para diferir pagos en el 2005 y el 2006, a pesar de lo cual para este año el servicio de la deuda externa e interna consumirá el 25.6% de los ingresos totales y el 34% de las recaudaciones contempladas en el proyecto de presupuesto.
Ese incremento sin precedentes de la deuda externa fue posible gracias a que en la administración de Hipólito Mejía el PRD era mayoría en el Senado, antes y después de las elecciones del 2002, mientras en la Cámara de Diputados contó con los votos favorables de un PRSC, cuyo líder y guía cuantas veces ocupó la presidencia se caracterizo por mantener alejada a la nación de esos flujos de capitales fáciles y caros.
La mayoría de esos Senadores y Diputados que contribuyeron a duplicar la deuda externa sin ninguna contribución al desarrollo y sin tomar en consideración la capacidad futura de pago, hoy, bajo el manto de la alianza rosada, pretenden reelegirse en sus posiciones.
El próximo 16 de mayo los dominicanos y las dominicanas tenemos la gran oportunidad de castigar con el voto a los que levantaron su mano para contribuir a hipotecar financieramente a la República.