Alianzas y martingalas

Alianzas y martingalas

JUAN D. COTES MORALES
Todas las organizaciones políticas están realizando sin descanso los trabajos de organización de sus convenciones internas para participar en las elecciones del año próximo.

Ninguno de esos partidos, movimientos y agrupaciones políticas tiene asegurada una mayoría absoluta como para imponerse en dichos comicios.

Las personalidades, sus influencias políticas y sociales y los intereses económicos giran en torno a muchas candidaturas, resaltando sus luces en ocasiones y tratando de opacar a todo mundo para que no se advierta el punto negro de su filiación, el origen de su fortuna o los recursos que a manos llenas se derrochan en la campaña.

El pueblo bueno, sencillo y humilde, que tiene grandes deseos de llenar su corazoncito de cualquier cosa que no sean cascabeles, golosinas y pitanzas, ese pueblo a quien todos dicen tener deseos de servir, ha esperado durante mucho tiempo que todos hagan una verdadera alianza con él y que no le hablen de martingalas, engañifas, injusticias, dolos y traiciones, enriquecimiento ilícito, contrabando, evasiones de impuestos, usuras, apagones económicos ni de ninguna otra cosa parecida.

En este país existe mucha gente honrada, sincera, desprendida, generosa, solidaria, que tiene grandes deseos de servir a los demás y que hasta se parecen a la gente común y corriente, sin complejos y que no presume de nada. Vale la pena tratar a la gente. Sobre todo a quienes han estudiado, tienen conocimientos, luces, han viajado por el mundo, tienen una buena familia, son honrados, serviciales, cariñosos, inspiran respeto a todo mundo, donde quiera que llegan y donde quiera que van. Desgraciadamente, la verdad es que mucha de esa gente no son candidatos y no van a votar por nadie.

Hasta este momento los partidos políticos, los líderes y los candidatos han omitido referirse al número de electores que todos sabemos se abstendrán de votar. Parece ser que a nadie interesa los abstencionistas. Es una gran pena que no existan recursos humanos ni valores morales lo suficientemente fuertes como para concitar los entusiasmos de tanta gente enemiga de lo mal hecho, opuesta al engaño, adversaria de las bajezas humanas y de la sinrazón.

El 16 de mayo del año 2006, tenemos una buena oportunidad para presumir de lo que realmente somos: un pueblo honrado y trabajador. Decidido a luchar por todo lo bueno, bello, noble y grande que hay en el corazón de cada uno y que ha sido puesto ahí por un mandato expreso que viene de lo alto.

16 de mayo del año 2006: ¡Alianza con el pueblo, sí! ¡Martingalas, no!

Decidámonos a luchar por un congreso popular, por un congreso para el pueblo, que sea capaz de darnos una constitución que contenga plebiscito y referéndum y que permita a ese mismo pueblo hacer todas las demás reformas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas