Alicia Alonso
Danza sin límites

<STRONG>Alicia Alonso<BR></STRONG>Danza sin límites

Fotografías: Rubén Román y Fuente Externa
Era una tarde calurosa como las que acontecen en el mes de agosto y mientras esperaba pacientemente en el lobby para que nos llevaran a la habitación de nuestro personaje, me preguntaba yo misma cómo sería esta entrevista para la que había preparado un extenso  cuestionario, ya que a quién iba a entrevistar es una auténtica estrella de la danza a nivel mundial, un verdadero ícono del Ballet Clásico, y por supuesto, no quería obviar ningún detalle.

Cuando pasamos a la habitación, doña Alicia Alonso nos esperaba sentada cómodamente en una butaca de la lujosa estancia, acompañada de su esposo y el equipo que trabaja directamente con ella. No pude pasar por alto su correcta posición al sentarse, que sin dudas transmitía un lenguaje silente de su sensibilidad corporal, de ese arte que aún a pesar de los años, se desprende de todos sus movimientos. Sus pies reposaban en el suelo en la sutil postura de una bailarina en plena actuación, prestos a elevarse en un vuelo danzante y exquisito.

Y de esta manera, con este pensamiento latente en mi memoria, iniciamos nuestra conversación con la primerísima bailarina cubana Alicia Alonso, quien en su visita a  nuestro país para ofrecer un magistral espectáculo dirigiendo el Ballet Nacional de Cuba, nos permitió este cercano encuentro.

¿Cómo nace el Ballet Nacional de Cuba?

El Ballet Nacional de Cuba cumple el 28 de octubre del presente año, 60 años, y en ese trayecto es bueno recordar que en Cuba no existía ninguna compañía profesional de ballet. Era sólo como aprender un arte o un ejercicio, pero no como una carrera de bailarinas de ballet, porque no había ninguna escuela. Si uno quería ser profesional, tenía que salir del país como a Estados Unidos, por ejemplo, que era lo que teníamos más cerca para una cosa así. Y eso fue lo que nosotros hicimos. Fuimos a los Estados Unidos, me convertí en una profesional, adquirí un nombre, pero nunca dejé de ir a Cuba con la escuela. Fundé una escuela privada y en el tiempo que teníamos, íbamos a Cuba. Conservaba la escuela y fomentábamos la compañía, ya que no existían bailarinas profesionales en Cuba. El primer conjunto que hicimos fue con compañeros míos, bailarines de Norteamérica, de México, Argentina, Brasil, y bailarines de Latinoamérica en general. Se hizo un grupo y se formó la primera compañía. Luego, con la revolución en el 59, recibimos una noticia donde nos preguntaban qué se necesitaba para hacer una escuela como la que nosotros queríamos, y fué el comandante Fidel Castro, quien nos mandó el recadito. Luego se lo dijimos y se empezó a fundar entonces la compañía, acto que tuvo lugar el 28 de octubre como empresa profesional. Hicimos nuestra gira, como una compañía hecha profesional, diez años después.

También se fundó una escuela profesional pero todo propiciado por el Estado, los sueldos, la seguridad de todos los bailarines, y entonces por eso en Cuba hoy día, es una fuente tan grande de producción de bailarines y talentos y el crecimiento grande de la compañía porque se puede trabajar. Tenemos todo, y sobre todo  tenemos talentos que nacen y crecen allá. Los cogemos de pequeños y los enseñamos, allá no se pierden talentos.

Por eso todo el mundo se asombra al ver que, siendo Cuba una isla tan pequeña, produce tan buenos bailarines, y es que nosotros tenemos la suerte de poder aprovecharlos.

Todos los años, con la escuela visitamos toda la isla y damos audiciones, para escoger los talentos que se becan, asisten a escolaridad completa, y se realiza un estudio de casi ocho años. También damos unas clases para quienes no quieren ser profesionales pero quieren aprender danza como un arte, igual que los que quieren aprender música, pintura o teatro.

  ¿Cuál fue su motivación para volver a Cuba después de haber hecho un nombre internacionalmente?

Yo nunca dejé a Cuba, yo iba a los Estados Unidos, hice mi carrera allí, pero siempre volvía a Cuba, donde tenía mi casa, mi familia, ¡todo!. ¡Yo nunca dejé a Cuba!.  Bailé mucho en Estados Unidos. Empecé con los shows, luego varias comedias musicales en el Ballet Theatre, donde llegué a ser primera bailarina y participé bailando en Europa.

De las obras que usted ha representado, ¿con cuál se identifica más o cuál ha sido la que más le ha gustado?

¡A mi me gusta mi carrera completamente! Me gusta todo lo que sea bailar. He disfrutado cada presentación que he hecho en los escenarios. Los grandes clásicos son una maravilla y cuando bailé «Giselle», un gran romántico, pues me pareció perfecta, porque éste no es solamente un estilo muy especial del romanticismo sino que también tiene actuación, que me gusta mucho, y como en la primera escena, en el primer acto, ella tiene que hacer el papel de volverse loca, ¡me fascinaba la actuación!.

Me siento identificada con todo lo que he bailado, aunque me dicen que mucho más con Giselle.  Me ponen a menudo con ella y efectivamente es una obra que yo he estudiado mucho, como he estudiado todas las que he bailado, pero ésta es una obra muy difícil porque bailar hoy en día un estilo del romanticismo es muy difícil. Aquí se hablaba diferente, se movían diferente, se tenía que actuar y bailar diferente y por eso es tan difícil para los bailarines hoy día hacer un romanticismo. Igual que los actores, ¡hay que estudiar muchísimo para hacer algo igual a eso!. Pero yo me esforcé mucho y creo que logré bastante con esta obra, por eso me han identificado mucho con este papel. Además, tiene algo importante en mi vida, y es que fue el primer baile que hice como primera bailarina en el Metropolitan Opera House de Nueva York7

¿Se siente Alicia Alonso

completamente satisfecha con el trabajo hecho a través de los años, o siente que le quedó algo sin concluir?

Sí, me falta por seguir bailando más y más años, y voy a seguir trabajando y voy a seguir montando coreografías y voy a vivir doscientos años, ¿Usted cree que es mucho?

¡Ya verán que la ciencia descubrirá esto y podremos vivir por muchos años más!, ¡por lo menos doscientos años!

 

¿Está usted dedicada

completamente a la

producción de espectáculos?

Estoy dedicada a dirigir el Ballet Nacional de Cuba, a ayudar a los bailarines a hacer coreografía, y creo que la carrera que tengo, que es el Ballet, es una carrera muy bella   y que tiene mucho que decir y mucho que dar. Creo que soy necesaria y esto me hace vivir. Creo que es necesario para todo ser humano sentirse así, y si uno escoge una carrera que le gusta y uno lucha y trabaja y da todo lo que tiene, ya uno se hace necesario.

Usted ha viajado mucho y ha estado ligada a muchas escuelas y compañías de Ballet, ¿ha visto alguna diferencia entre esos Ballets y el Ballet Nacional de Cuba?

¡Si, claro! Cómo te explico…, el ballet es un arte que entra por los ojos como usted verá, es un arte visual es como muchas familias, algunas tienen muchos hijos y sin embargo, de buenas a primeras tú te asombras porque siendo todos hijos del mismo padre y madre, hacen cosas diferentes y son diferentes. Así mismo es el Ballet, es la compañía. Aunque los pasos y gestos son iguales, tienen diferente personalidad, formas de moverse, de decir, de bailar en sí el mismo ballet.

La escuela cubana de ballet se distingue porque nosotros hacemos mucha precisión en que los muchachos bailen como muchachos, aunque tengan los mismos pasos que la mujer. Es importante que logren comunicar que son compañeros y que los dos están bailando juntos, que uno baila junto al otro y de ninguna manera uno por un lado y el otro por el otro. Pueden ser muy buenos bailarines pero nosotros estamos muy interesados en el estilo. Según el ballet, si es un romántico, si es un semi-clásico, todo eso cambia y nos esforzamos en que se haga correctamente. No es solo cambiarse el traje y moverse igual. En los movimientos se ve mucho la diferencia entre las escuelas. Son detallitos muy pequeños, pero esa es la lucha de la escuela: ¡el estilo de bailar!.

¿Tienen algunas variaciones sus representaciones de los grandes clásicos?

En absoluto. No pueden variar.  Yo respeto los grandes clásicos. Si existieran variaciones yo no serviría para nada. Yo soy la defensora número uno de los grandes clásicos. Cuando se escoge un gran clásico, se baila como un gran clásico, precisamente ahí es donde yo estoy defendiendo la escuela, porque la escuela le da conciencia de lo que es un gran clásico. Por eso hablan mucho del Giselle del Ballet Nacional de Cuba, porque representa un gran clásico con todo el estilo de este.

¿Qué significado tiene cada logro y cada reconocimiento obtenido a través de los años?

Figúrese, yo quisiera poder describirlo en palabras pero no tengo la suficiente riqueza para describir en palabras el sentimiento. Yo le puedo decir que como artista, es cuando uno tiene éxito, acaba de bailar y el público lo aplaude y le grita ¡bravo! ¡Ese momento es inolvidable!, es un alimento para mi vida, un recuerdo inolvidable.

¿Qué recuerdos agradables tiene de cuando era una aprendiz?

En mis tiempos de alumna, cuando era chiquita, siempre me decían que no levantara tanto la pierna porque se veía muy feo. En la escuela y en las clases de ballet, mi madre le preguntó al profesor: «Dígame Maestro, ¿en ese ejercicio ella no está supuesta a subir la pierna?» Y el contestó: «todo lo que pueda». Eso lo estábamos haciendo en el escenario y ella me dijo «cuando estés ensayando, tu pones la pierna bajita, pero el día de la función, como no pongas las piernas altas, la que te va a regañar soy yo». Y el día de la función la pierna subía y subía y escuchaba el público haciendo ruido. Mi madre no me regañó ni nadie me dijo nada, pero la pierna la subí hasta lo más alto.

Eso me marcó toda la vida, no guiarme por las cosas que me puedan estar diciendo que me hagan daño, criticas a mi baile. Solo cosas constructivas.

¿Sentía siempre nervios antes de salir a escena?

Usted ha olvidado algo de mi vida que es muy importante, algo que me hizo sufrir mucho, fue cuando perdí mis ojos, ¿usted no sabe nada de mis ojos?…

Esta entrevista se  estaba adentrando a un terreno que por alguna razón yo no quería resaltar.  Sin embargo, mi silencio no la detuvo y empezó su relato.

…A la mitad de mi carrera, yo tuve desprendimiento de retina y tuve que operarme y parar mi carrera. Estaba bailando en el Metropolitan Opera House, en plena temporada, y empezaba a subir y me dijeron que no podía bailar más. Me operé en Estados Unidos y empecé a bailar. Me volví a operar otra vez en Cuba y me dijeron: ¡Ya no más!,  ¡Se acabó tu carrera! Allá me operé de nuevo y me dijeron: ¡seis meses en cama! por lo menos tres o cuatro meses. Me dije «voy a estar un año sin moverme pero cuando me mueva, yo bailo». Estuve un año en cama, y luego me paré y empecé a bailar en el baño de mi casa, a escondidas. Aunque no tenía permiso, hacía ejercicio en el baño. Después me dijeron: «Ya puedes caminar». Recuerdo que una vez había un ciclón y con toda la brisa, sentí que una puerta le iba a caer encima a los perritos de mi perra Danesa, yo fui a cubrirlos, pero la puerta me cayó a mí. Me llevaron al médico para verme los ojos otra vez y ese golpe hizo desprender nuevamente la retina. El médico me dijo: «Me parece que necesitas que una casa entera te caiga encima para que se te vuelva a desprender la retina». Finalmente me dijo que ya podía empezar a hacer mis ejercicios y le confesé que ya estaba hasta bailando en punta en el baño. Unos días después, bailé en el escenario y ya después no baile más.

¿Hace cuanto tiempo que le sucedió esto?

He sido la bailarina que más tiempo ha durado en escena. Mi marido no quiso que me inscribiera en el libro Guinnes, pero no me pregunte qué edad tengo porque no se lo voy a decir.

¿Qué le habría gustado ser, de no ser bailarina?

Bailarina.

¿Cuál ha sido el mejor momento o el más especial de su carrera?

Cuando nací. ¿Cuantas veces he nacido?  ¡Muchas veces!

¿Cada vez que salía a bailar?

Cuando nací de mi madre y después cada vez que bailo.

Cuando me operé de la vista y bailé, cada vez que abro los ojos por la mañana, que me siento viva.

Aparte de bailar, ¿qué le gusta?

Me gusta el espacio, me gustan los planetas, por ejemplo Marte. Yo creo que ahí hay vida y hay agua, aunque nadie lo creía.

Yo decía que había agua y usted ve que hay agua. Y ¿qué sabemos nosotros lo que hay o no hay en el espacio?, lo que no podemos es dudar, tenemos que darle posibilidades a todo.

¿Cómo le gustaría que la recuerde el público?

Bailando. 

¿Cómo usted define la relación que históricamente ha mantenido unidos a Cuba y República Dominicana?

Como debería ser el mundo. Como hermanos enfrentando el pasado, presente y futuro, como buenos hermanos y yo no le quiero decir nada de guerra sino de vida y paz.

En una palabra, ¿Qué es la danza?

¡La danza!.

Aunque, una vez el escritor Alejo Carpentier dijo que: «El espíritu de la danza es inseparable de la condición humana»

Alicia y Giselle

La primera vez que asistió a una representación de Giselle fue en el Metropolitan Opera House, donde el papel protagonista era interpretado por otros bailarines. Comprendió entonces que a pesar de los muchos años que tuvieran de creados, los clásicos podían permanecer intensamente vivos y decidió encontrar una compañía donde pudiera bailar los grandes clásicos como Giselle y al mismo tiempo, continuar interpretando los ballets modernos.

Sus primeras dos presentaciones en la obra Giselle tuvieron lugar en agosto, en el Lewisohn Stadium, y en ellas hizo, en el primer acto, una de las amigas de Giselle, y en el segundo una de dos solistas. La última representación de Giselle en el Majestic Theatre, el 7 de marzo de 1941, bien pudo haber sido la última para Alicia, ya que su vista había estado molestándola y le dijeron que debían operarla por desprendimiento de retina.

Después de la operación y unos tres meses de reposo, fue capaz de unirse a varios integrantes del Ballet Theatre, que estaban de gira por Suramérica, mientras ella ensayaba otras presentaciones, pero tuvo otra recaída y tuvo que ser sometida a otra operación. Luego regresó a Cuba para recuperarse. Al poco tiempo de empezar a bailar otra vez, fue victima de un accidente de auto y nuevamente fue operada. La primera vez que doña Alicia interpretó el personaje protagónico del ballet Giselle, fue el 2 de noviembre de 1943 en el antiguo Metropolitan Opera House de Nueva York.

Epílogo

Al llegar al final de la entrevista pude comprender parte de la vida de esta «Diva de la Danza». Ella logró hacer del Ballet su razón de vivir y luchó por estar viva contra la propia sombra de la muerte. Sin embargo, su anhelo de salir a escena fue superior a sus adversidades, esas que le atrapaban en un abandono de lo que más quería. El resultado es su vigencia cerca de los escenarios, enseñando, supervisando, animando y siendo aún el espíritu y la sensibilidad de cada montaje.

Conocida a nivel mundial, Alicia Alonso es hoy la viva imagen del esfuerzo y del amor por una vocación que pudo haber tenido un desenlace fatídico, pero la fuerza de su férrea voluntad, y el deseo de seguir que muestra hasta hoy, han permitido que a pesar de que ya no baila por su estado físico y su edad, su legado continúe creciendo en los más jóvenes, los que secretamente sueñan con ser ella, igual que ella una vez soñó convertirse en la preferida de los que siguen la danza.

Me atrevería a jurar que secretamente, aunque sea en lo más profundo de su corazón y sus pensamientos, doña Alicia continúa bailando e interpretando diferentes personajes recreados y dirigidos por ella misma en su imaginación, ésta que la hizo sostenerse durante el año que permaneció inmóvil para lograr su recuperación.

Y es que los impedimentos físicos no han logrado mitigar el gozo que siente al dirigir grupos de bailarines que siguen sus reglas y se acoplan a sus mandatos, como fieles seguidores de una maestra tan especial. Es difícil al verla, imaginarla dirigiendo y montando coreografías. Tal vez se preguntarán lo mismo que yo, ¿cómo lo hace si no puede ver?, ¿cómo logra que todo funcione perfectamente si no puede pararse a mostrarlo? La respuesta es tan simple como surgen las preguntas: el amor y la entrega con que trabaja Alicia no tiene fronteras, ni los años, ni la vista, ni las adversidades, son impedimentos para ella, ahora que ha descubierto que seguirá viviendo por siempre, mientras haya alguien que pueda danzar con sentimiento y corazón.

De cerca…

•Nació en La Habana, Cuba, y desde muy pequeña empezó a mostrar inclinación por el baile, por lo que cuando tuvo la edad necesaria, viajó a Estados Unidos para perfeccionar su carrera y lograr convertirse en una profesional.

•Alicia nunca separó su vida profesional de la personal, pues se mantenía en contacto permanente con su país natal.

•Logró su cometido en Estados Unidos y triunfó logrando posicionarse como una experta profesional que obtuvo el título de primera bailarina.

•El inicio de las actuaciones profesionales de Alicia Alonso en los Estados Unidos no fue precisamente en la danza clásica, sino en Brodway, en las comedias musicales Great Lady y Star in Your Eyes. No fue sino hasta que el American Ballet Caravan estuvo organizado, como un anexo de la School of American Ballet, que comenzó a actuar exclusivamente como bailarina de ballet. Aun entonces, las obras en las que participó no pertenecían a la más pura tradición clásica.

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