Alimentación generacional

<p>Alimentación generacional</p>

Por Bienvenida González
Alimentarse es una actividad natural  de los seres vivos. Es algo intrínseco de personas, animales y plantas, y reviste en la vida humana, también, el carácter de lo aprendido. Es una dinámica que involucra  interiorizar imágenes, actitudes y posturas frente a la alimentación.

Es evidente-las experiencias lo respaldan- que todo lo concerniente a comidas, abarca algo más que la elaboración de los alimentos y su consiguiente degustación. Las llamadas «malas mañas» revelan que las personas manejan ciertos trasfondos, los cuales permean las actitudes hacia los alimentos. Habrá observado usted que cada quien tiene una «historia» que justifica comer o no comer tal o cual alimento.

A veces son explicaciones médicas, otras veces hasta un capricho, como dice la gente.

No deberá extrañarnos la diversidad de platos de las diferentes culturas; no es algo al azar. Detrás existe un fondo enriquecido de creencias, tradiciones y maneras de ver el mundo de los grupos  familiares y de las sociedades.

Se podría pensar, que en cada plato elaborado, solo se conjugan los ingredientes.; la presentación del mismo y el apetito de la persona. Hay algo más.

¿Cuántas veces usted ha estado frente a un rico manjar, y sin calcularlo, comienza a hacer conexiones?

-Si me como esto, me podría hacer daño.

 ¿Habrá quedado como lo preparan en casa?

– Lo voy a disfrutar, me parece, que esta bien rico.¿ Rico de que?

Las conexiones con experiencias pasadas en la alimentación nos marcan para bien o para mal. Esto nos puede llevar  a pensar de que algunas de nuestras actitudes y decisiones al momento de alimentarnos tienen un carácter de corte emocional; en este sentido pesa el efecto ejercido en el presente de las generaciones anteriores.

Las maneras en que los abuelos y abuelas estructuraron su alimentación, no limitándonos solo a la variedad de los platos, sino a la visión de ellos: mucha comida…

Sin carnes no se come bien, la leche es imprescindible, para señalar dos o tres formas solamente, de alguna manera se convierte en legado para sus hijos/as y también para los/as nietos/as.

Determinadas familias son catalogadas de buen comer, esto se constituye en cosa de honor. Hay casos de personas en sobrepeso que hacen esfuerzos extraordinarios por estar en forma, sin lograrlo, porque su lealtad inconsciente a su familia no le concede el permiso para ser diferentes.»En esta familia el comer mucho y bueno es un asunto de vida o muerte.»

Sin lugar a dudas, la alimentación  tiene un componente esencial: el aprendizaje, el cual no consiste solo en aprender a comer de todo, como se plantea con buenas intenciones; envuelve además toda la historia familiar, de la cual se hace un tanto difícil deshacerse de ella.

Se sugiere pues a aquellos padres y madres que están en pleno proceso de criar, que verifiquen como andan sus memorias respecto a los recuerdos culinarios de sus respectivas familias. Quizás lleguen al convencimiento de que en alguna manera, realizan ejecutorias injustas al pedir hábitos adecuados de ingesta de alimentos, con legados/patrones familiares inadecuados.

En la dinámica de alimentación las personas son pasibles de experimentar un dilema entre lo consciente (saben que es bueno comer bien, saludable) y lo inconsciente (esa fuerza intensa que los lleva  a realizar desarreglos alimenticios).

Un hermoso regalo para las futuras generaciones, podría ser: presentar nuevas  opciones, cambios significativos, si de alimentación deficiente se trata, y  promover hábitos saludables si la familia está ejercitándose para lo mejor.

Toda acción cotidiana y repetitiva de la familia, marca la presente y futura generación.

Recuerde: Cuando se alimenta, alimenta también a la futura generación.

La señora González es directora de «ESPIGA».

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