Por Dra. Esther Suriel
Obtener cualquier título deportivo es una tarea difícil que exige altas dosis de esfuerzo y muchas horas de entrenamiento y sacrificio. Esto es aún más difícil cuando el deportista padece de una enfermedad como la Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1).
Estas personas pueden participar en cualquier tipo de deporte, e incluso competir, ya que ellos pueden lograr tener un control glucémico excelente para que no interfiera en el aporte de energía al músculo.
La importancia de este control glucémico es que la falta de insulina impide que la glucosa (forma de energía que usamos en nuestro cuerpo) entre a las células, incluyendo las musculares.
Por otro lado, si hay un exceso de insulina es fácil presentar una hipoglucemia y resulta extremadamente difícil encontrar el equilibrio exacto con la administración de insulina exógena inyectada. Por estas razones, es necesario establecer estrategias individualizadas de manejo con el endocrinólogo, nutriólogo, entrenador y deportista.
Deben cubrirse las necesidades diarias de energía y macronutrimentos, especialmente de hidratos de carbono (HC) y grasas.
El balance recomendado de estos nutrientes no es significativamente diferente al de la población en general, aunque puede ser necesario un aporte extra de calorías y líquidos que varía según las circunstancias y necesidades particulares (intensidad y tipo del ejercicio, gasto energético total, programa de entrenamiento, clima).
Las guías actuales recomiendan 5-7g/kg y hasta 10g/kg de HC. En las personas con Diabetes tipo 2, estos muchas veces tienen menor capacidad de ejercicio debido principalmente a que se puede estar acompañada de obesidad. En ellos se recomienda disminuir los HC, aumentar las proteínas y grasas.
Los HC son necesarios para mantener los niveles de glucosa plasmática durante el ejercicio y para reemplazar el glucógeno muscular.
Las proteínas son necesarias para la reparación de los tejidos y el crecimiento o aumento de la masa muscular, se pueden requerir desde 1g, 1.2g y hasta 2g/kg/día según necesidades individualizadas.
Las grasas proporcionan las calorías necesarias, así como las vitaminas liposolubles y los ácidos grasos esenciales.
El manejo del deportista con hipertensión arterial debe seguir las normas básicas de dieta hiposódica y su fármacoterapia a fin de evitar subidas tensionales durante el ejercicio.
El consumo de bebidas isotónicas con aporte de sodio para evitar la hiponatremia (disminución de sodio en sangre) en caso de hipertensión controlada puede utilizarse durante y después del ejercicio intenso, sobre todo de una duración de más de una hora. De igual manera, el deportista con enfermedad celiaca debe seguir su dieta sin gluten y comprobar la ausencia de gluten en los suplementos nutricionales.
Es importante que todas las personas, independientemente de si tienen o no alguna condición médica, practique ejercicios regularmente. La recomendación de la Escuela Americana de Medicina del Deporte es de practicar al menos (mas es mejor) 150 minutos de ejercicios de intensidad moderada por semana, pudiendo repartir en cinco (5) días de 30 minutos cada día, y ejercicio de fuerza o resistencia, dos (2) días por semana.
Estos pueden ser tan sencillos como usar tu propio peso, hacer sentadillas, pechadas, usar bandas elásticas, botellitas de agua rellenas de arena, gravilla o mancuernas.
Debe mantenerse una hidratación adecuada antes, durante y después del ejercicio. Tomar en cuenta que debes hacerte una evaluación médica completa antes de iniciar en un deporte y especialmente si ya estas padeciendo de alguna enfermedad. Esta columna es la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.
Escribe tus preguntas a articulos@sodonuclim.org y nos puedes encontrar en @sodonuclim.
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