Los incentivos como plataforma para el crecimiento económico. Sectores como turismo, industria, zonas francas y electricidad han crecido en base a subsidios y exenciones del Estado y el sacrificio de sus forjadores.
Sólo en el 2011, las exenciones alcanzaron RD$108,346 millones, equivalente al 5.2% del PIB, distribuidas así: zonas francas RD$24,174.4 millones, igual al 43.7%; industria RD$11,136.4 millones, un 20.2%; electricidad, RD$9,390.6 millones, o 17.0%; y turismo RD$5,879.7 millones, el 7.0%.
Estos subsidios ascendieron en el período 2008-2011 a RD$418,906 millones, superando en 1.43% el presupuesto del 2011.
Por el equilibrio económico y la equidad social, la agropecuaria debe recibir también incentivos del Estado, pues ésta en corto tiempo genera alimentos, empleos, divisas y materias primas para encarar el hambre y la pobreza.
Panorama mundial de los alimentos y la pobreza.
Lejos de reducir la pobreza como perseguía el objetivo I del milenio, los hambrientos pasaron de 850 millones en el 2008 a 925 millones en el 2010, aumentando en el 2012 a 1,023 millones.
En nuestro continente es más preocupante, según revela el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, en la zona rural el 50% vive en la pobreza.
Mientras, de los 300 millones de hambrientos de América, equivalentes al 34% de la población, 53 millones son latinoamericanos y caribeños.
Este dramático panorama obliga a tomar medidas urgentes para evitar peligrosos niveles de violencia y criminalidad que afectaren la paz y la gobernabilidad democrática.
En Latinoamérica y el Caribe la causa principal ha sido el modelo aplicado por el G-20, desde 1984 hasta la fecha, forzando a los gobiernos a eliminar los subsidios y ayudas a los productores agropecuarios.
Pese a que la apertura comercial traería alimentos a bajos precios y más exportaciones, los resultados han sido contrarios, arrojando un balance negativo.
Naciones que subsidian son exitosas en la agropecuaria.
Cuando los agricultores prosperan, hay más empleos, más prosperidad para los trabajadores, y más negocios para las industrias de todo el país, dijo Franklin D. Roosevelt en 1940 al introducir los subsidios agrícolas en Estados Unidos.
Esta concepción del Presidente Roosevelt se ha mantenido como estrategia de Estado y, por eso sigue siendo una potencia agrícola, siendo emulada por Europa.
Según el Departamento de Comercio de los Estados Unidos, sus subsidios agrícolas alcanzaron cerca de US$16,000.0 millones anuales entre el 2002 y 2005, subiendo a US$18,000.0 millones a partir del 2011.
Recientemente Barack Obama intentó reducir los subsidios a los agricultores de ingresos agrícolas anuales por encima de US$500 mil, propuesta rechazada por la Cámara de Representantes.
Los Estados Unidos y Europa otorgan a sus productores el 85% de los subsidios agrícolas del mundo, colocando sus exportaciones con un 33% menos que sus costos de producción, beneficiando a sus economías.
Finalmente, la CEPAL, IICA y FAO son partidarios de volver a incentivar la agropecuaria en la mecanización, materiales de siembras y otros, a fin de mitigar el hambre y reducir la pobreza.