La alteración de los niveles de glucosa puede producir enfermedades como diabetes, obesidad e inflamación de la pie por destrucción del colágeno, entre otras. Todos los niveles de carbohidratos  (azúcares) son una pieza fundamental de la dieta, ya que aportan energía, pero está en sus manos tomar las dosis necesarias, sin abusar.

De lo contrario puede desarrollar: Hiperglucemia: exceso de glucosa en la sangre. Ocurre cuando se toma mucho azúcar (sacarosa o fructosa) o no  se produce la insulina suficiente.

Diabetes: para entrar en las células, la glucosa de los alimentos se sirve de la insulina, una hormona producida por el páncreas, que digiere los carbohidratos. Es diabética una persona que posee más de 125 mg/dl de glucosa en sangre.

Dieta anti-azúcar

Controla lo que comes, no solo en cantidad, sino también en calidad nutricional y contenido diario de carbohidratos.

-Elabore una dieta variada, coma de todo pero con moderación.

-Ingiera fibras: disminuya la necesidad de insulina y mejore los niveles de azúcar en sangre. Modere las proteínas: basta con tomar las suficientes para cubrir las necesidades básicas; las fuentes más ricas en proteínas animales son las carnes rojas, que aportan muchas grasas saturadas, por lo que conviene no abusar. Las vegetales, como las de las legumbres, son una mejor opción.

 -Restrinja las grasas: en especial si tiene niveles elevados de LDL (por encima de los 100 mg/df). Las grasas no tienen un efecto directo sobre los niveles de glucosa, pero sí sobre el sobrepeso, factor asociado a la diabetes.

 -Preste atención especial a los carbohidratos: sustituya el azúcar por adulcorantes no nutritivos (no aportan calorías). Los más comunes son aspartamo, sacarina y el acesulfame-K (normalmente combinando con el aspartamo). Fraccione las comidas en 5  tomas al día: a menor volumen de alimento por toma, mejor es el control de la glucosa circulante en la sangre.