Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte en todo el mundo.
Este organismo establece que cada año mueren más personas por ECV que por cualquier otra causa.
Así mismo, la “World Heart Federation” (WHF), entidad con sede en Suiza que lidera la lucha mundial contra las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares, señala que más de 18 millones de muertes al año en el mundo encuentran su causa en el corazón. Además, alerta que para el 2030 esta cifra aumentará a 23 millones de individuos.
Ana Carolina Báez, nutrióloga clínica, experta en Obesidad y Trastornos de la Conducta Alimentaria, detalla que “el cuidado del corazón es un aspecto de mucho interés tanto para la comunidad médica, como para la población en general y esto es debido a que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de enfermedad y muerte a nivel mundial”.
Explica que sorprendentemente, la mayoría de los factores que se asocian a estas complicaciones son previsibles. Es por esto que las grandes organizaciones de salud que trazan las pautas y guías para el tratamiento y prevención de enfermedades, cada vez hacen más énfasis en la importancia de la alimentación y de la actividad física como pilar fundamental en el mantenimiento de la salud general y cardiovascular, y que estas medidas deben iniciar desde la infancia.
“Cuando hablamos de alimentación cardiosaludable debemos hablar de todo un patrón dietético o estilo de alimentación. No se trata de “algún alimento único”, sino más bien una serie de medidas que debemos asumir como estilo de vida”, advierte.
Señala que hasta el momento, las cuatro modificaciones dietéticas que tienen mayor impacto en el cuidado del corazón son:
– La sustitución de las grasas saturadas o de origen animal presentes en alimentos procesados y embutidos.
-Reducir el consumo de azúcar.
-Aumentar el consumo de verduras y frutas en su estado natural.
-Reducir el consumo de sal.
Cuáles alimentos no deben faltar. La especialista detalla que el pescado es una excelente fuente de proteínas, vitaminas A y D, magnesio, fósforo, selenio y de omega 3, el cual es un ácido graso poliinsaturado que tiene un rol antiinflamatorio y contribuye a mejorar el perfil de colesterol, por tanto reduce el riesgo cardiovascular. Son excelentes representantes el atún, las sardinas y el salmón.
-Frutos secos naturales y sin sal. Aquí es posible encontrar las nueces, almendras, avellanas, semillas de cajuil, maní, entre otros. Son ricos en proteína vegetal, fibra, minerales y ácidos grasos poliinsaturados. Su consumo regular reduce el riesgo de eventos cardio y cerebrovasculares.
-Aceite de oliva extravirgen. Compuesto principalmente por ácido oléico, un ácido graso monoinsaturado que tiene un efecto antiinflamatorio y contribuye a un mejor control de colesterol. Investigaciones demuestran que si es utilizado como principal fuente de grasa puede reducir hasta 30% los eventos cardiovasculares.
-Frutas y verduras. Son alimentos ricos en fibra, vitaminas, minerales y antioxidantes. Contribuyen a un mejor control de los niveles de presión arterial, de colesterol, triglicéridos y glucemia.