POR LAURA CAMINERO
La respuesta al cansancio físico y mental se relaciona directamente con nuestra dieta diaria. Tener hábitos alimenticios desordenados, saltarse las comidas, comer a cualquier hora, picar cada cinco minutos, la comida chatarra, entre otros, son los principales motivos alimentarios de que tengamos un cansancio general.
Es cierto que el cuerpo necesita energía, el azúcar en la sangre comienza a descender después de cuatro o cinco horas de haber comido, y es por esto que por lo menos cada tres horas debes de comer algo, pero en pequeñas cantidades y atendiendo por supuesto a los alimentos indicados que nos aporten vitaminas, proteínas, carbohidratos y demás nutrientes.
Los hidratos de carbono son muy indicados en este sentido a las horas prudentes, porque se digieren rápidamente; además de aportar azúcar y proveer energía constante, estos lo podemos encontrar en las pastas, legumbres, cereales y pan, también el yogurt light, leche, queso descremado y otros lácteos son otra buena alternativa, que además tienen bajo contenido de grasas.
En este sentido, debes hacer al menos cinco comidas diarias distribuídas en tres comidas principales y dos meriendas, de la siguiente manera:
Desayuno (Cereales, Carbohidratos, Embutidos)
Merienda (Frutas, Nueces, Yogurt)
Almuerzo (Carne, Pescado, Vegetales)
Merienda (Nueces, Yogurt)
Cena (dos horas antes de dormir)
Debemos evitar las frutas y carbohidratos después de las seis de la tarde, en que nuestro metabolismo está más lento ya que estos se convierten en azúcar. Igualmente reducir al máximo los dulces y las gaseosas e ingerir un mínimo de ocho vasos de agua diariamente.