Cada día se habla más del estrés y de la influencia directa que tiene en nuestra vida. Se dice que afecta el trabajo, la salud, la vida íntima y familiar, la imagen, la piel… en fin, todo.
El estrés, o fatiga, es una demanda física o sicológica fuera de lo normal y bajo presión que se le hace al organismo, que provoca un estado ansioso en el que lo padece. En la mayor parte de los casos, aparece debido a las grandes demandas que se le imponen al organismo.
Pero ¿qué estamos haciendo nosotros para evadirlo y controlarlo? Está demostrado que el estilo de vida y lo que ingerimos son determinantes para lograrlo.
Nutrientes
Para ganar la batalla al estrés, hay algunos nutrientes que no deben faltar en su dieta: triptófano, aminoácido esencial, vitaminas del grupo B, antioxidantes (Vitamina C y E y minerales como selenio).
Guineo
Tiene un alto contenido de vitamina B. El alimento más útil para el sistema nervioso. Incluye vitamina A en grandes cantidades. Previene los calambres causados por fatiga muscular.
Germen de trigo
La mejor fuente natural de vitamina E, un gran antioxidante.
Mango
Una de las fuentes de triptófano más sabrosas. Su vitamina B6 es muy eficaz contra el insomnio, relaja la tensión y alivia los efectos del estrés.
Leche desnatada
Con menos de un 3% de grasa, nutriente relacionado con el estrés. El clásico vaso de leche con miel antes de dormir es uno de los mejores remedios contra la ansiedad y para conciliar el sueño.
Almendra
Es regeneradora y reconstituyente en periodos de fatiga o actividad física intensa.
Lechuga
Muy rica en vitamina C (defiende los radicales libres, origen de la mayor vulnerabilidad al estrés).
Pescado graso
El pescado azul, como salmón, trucha, atún y sardinas, es especialmente apropiado para épocas de gran estrés, ya que aporta grasas esenciales que fluidifican la sangre. Así se contrarrestan las propiedades estresantes de la adrenalina.
Avena
Está especialmente indicada en alteraciones digestivas, muchas de las cuales son causantes de de la tensión.
Semillas de girasol
Sus grasas insaturadas protegen el corazón, que sufre con el estrés.