Prevenir. Aunque la ansiedad es una alteración patológica, se manifiesta con síntomas físicos como sudores, palpitaciones, temblor de manos, problemas al respirar, mareos, diarrea y fatiga.

¿Por qué se produce?  Por inseguridad y angustia que provoca un estado sostenido de temor, preocupaciones, nerviosismo o estrés, y que no se canaliza.

¿Qué comer y beber?  Alimentos ricos en vitaminas B, para mejorar el estado general del sistema nervioso (arroz, cereales integrales, pan, huevos, nueces…), ricos en vitamina C, ya que  tanto la ansiedad como el estrés agotan rápidamente las reservas (cítricos, verduras…) ricos en magnesio (germen de trigo, frutos secos, semillas de girasol, salsa de soja) y ricos en fósforo, que regula los nervios (lácteos y plátanos).

Es aconsejable  tomar  un vaso de leche templada antes de acostarse, porque contiene  triptófano, que ayuda a la relajación.

¿Qué reducir o evitar?  Hay que suprimir el café, el té y los refrescos de cola con cafeína, que estimulan el sistema nervioso.

 Además, se recomienda moderar el consumo de chocolates y  evitar el alcohol y el tabaco, aunque  crea que relajan.