Las cifras del PIB del primer semestre atestiguan la gravedad de la crisis sanitaria en todas sus dimensiones. Son abrumadoras por las duras medidas de confinamiento.
El valor de lo que producimos en 2019, en lugar de aumentar se recortó salvajemente en -8,5%, se volatizaron RD$390.000 millones, un colapso sin precedente histórico de la riqueza nacional que se concentró en abril-junio, porque fue nulo el avance en enero-marzo de 2020.
Lo bueno es que dejamos atrás lo peor de la crisis, que con financiamiento barato y estable el Banco Central enfrenta la abrupta caída de la producción y el consumo. Para que fluya el crédito en pesos, la semana pasada insufló al sector financiero hasta RD$60,000 millones, pagarán un 3% y lo prestarán a 8%. Con la política monetaria extraordinaria ganan la economía, familias, empresas e intermediarios financieros, lo demuestro.
Los fondos son para que familias y empresas renegocien deudas caras y obtengan nuevos préstamos, alivio financiero y oxigeno adicional que mejora las perspectivas de la economía para alcanzar el mejor escenario que tenemos para el 2020, un nulo crecimiento del PIB, reto que implica recuperar lo que perdimos en los primeros seis meses del año.
Si se logra o se repone solo una parte dependerá de la decisión de consumir de los hogares e invertir por las empresas, que es función del interés real. Como en esta coyuntura pagarían alrededor de 3.65% anual, descontando al interés nominal de 8% la inflación interanual (4.35% a julio), el crédito en pesos ganara velocidad, puede esperarse que se ubique en dos dígitos, interanual crecía 9.92% al 19 de agosto.
El bajo interés real es un incentivo para que las familias, que perdieron ingresos por la pandemia lo que conllevo a un menor consumo, lo aumenten con la liquidez que libera el refinanciamiento de préstamos caros, equivale a un aumento del ingreso disponible. Y las empresas, principalmente medianas y pequeñas, con prestamos baratos financien capital de trabajo e inversiones fijas.
Las medidas monetarias extraordinarias tendrán un efecto agregado depresor sobre el costo del dinero en el sector financiero, si no lo reduce por lo menos evita que aumente, ahorrando recursos a familias y empresas. La política monetaria ultra flexible desde marzo redujo el interés de 13.28% a 8.88% el 25 de agosto.
Los intermediarios financieros tienen motivos para desembolsar préstamos y renegociar deudas caras.
Uno, por pedir prestado al Banco Central pagarán una tasa de interés de solo 3% anual y los prestarán a un 8% anual, es decir, tendrán un margen de cinco puntos porcentuales que es muy bueno en tiempos de pandemia.
Dos, cada vez que refinancien préstamos a hogares y empresas a una tasa de interés de 8%, el Banco Central les devuelve la mitad, un dinero con el que no contaban. Dicho en buen dominicano, es negocio que los clientes renegocien deudas caras, dispondrán de un dinero barato para prestar a la tasa de interés del mercado, ganando un margen superior a cinco puntos porcentuales.
Y tres, a todo lo anterior se suma que renegociando deudas caras, reducen la cartera de préstamos para las que potencialmente debían hacer reservas, lo que incidirá de manera positiva en su rentabilidad.