Allanamiento Cámara de Cuentas

Allanamiento Cámara de Cuentas

UBI RIVAS

Fue correcto el allanamiento de la Cámara de Cuentas de RD

El 22 de febrero reciente, como parte de la Operación Caracol, variante de Anti Pulpo, la Procuraduría Especializada de Persecusión de la Corrupción Administrativa (Pepca), acompañada de 22 fiscales y unidades policiales SWAT, procedió asistido de normas jurídicas establecidas, allanar sede Cámara de Cuentas, sustentando imperativos de interés nacional, de delitos de obstrucción de la justicia, coalición de funcionarios, falsificación de documentos públicos, asociación de malhechores, complicidad en los tipos de desfalco, estafa al Estado y lavado de activos, acusaciones a sus integrantes, comenzando por su presidente, magistrado Hugo Alvarez Pérez, caso insólito en la historia de ese departamento estatal.

La fundamental sospecha y acusación de Pepca que Alvarez Pérez, en colaboración del pleno, ocultó y manipuló instancias non sanctas en favor de su mandante, el entonces presidente Danilo Medina, conforme indagatorias probatorias de Pepca en el proceso que se inició.

Conforme se trata de un proceso investigativo, en su momento, revelará al país los turbios tejemanejes de los integrantes de la CC con el avieso propósito en detrimento de la moral pública, que el presidente Luis Abinader está empeñado en sanear primero, y establecer responsabilidades penales luego, como escarmiento al debido proceder en los representantes del Estado administrando bienes públicos, uno de sus máximos empeños secundado por superar la pandemia y generar empleos.

El 25 de febrero, el pleno de la CC publicó un insostenible alegato presumiendo correcta la gestión de sus integrantes, comenzando por considerar «carente de motivos fundantes de la necesidad o razonabilidad del allanamiento», cuando existen abrumadoras sospechas de encubrimiento y ocultamiento de documentos non sanctos que involucran al expresidente Medina en acciones dolosas en detrimento de los recursos del contribuyente, que además involucran a hermanos suyos y de su esposa Cándida Montilla, en una típica actitud irresponsable caracterizada en la categorización del llamado «pataleo».

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