«Almas» de destrucción masiva

«Almas» de destrucción masiva

Estas notas las comienzo con los titulares de la refrescante segunda página del periódico «Hoy», mi primera lectura de cada mañana, con «Mis buenos días», «Coctelera», «Qué se dice», «En solo 100 palabras» del cuatrienio perdido 2000-2004?.

Creo que solamente lo poco positivo hecho en ese largo trayecto, pero para narrar lo negativo, necesitaríamos la paginación del volumen de un tomo del viejo recordado «Tesoro de la Juventud», para relatar los sinsabores y penurias que hemos pasado en estos últimos cuarenta y tres meses, debido al intenso bombardeo de las «almas» de destrucción masiva de los perredeístas, y de las baterías de su devastador cuerpo élite PPH, que su «H» muda resulta también sorda y ciega.

Esa importante «H», con astucia calla los continuos reclamos de la población que exige cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, y se torna sorda al no escuchar el clamor de ese pueblo que abrumadoramente lo eligió en el año 2000 para dirigir los destinos de nuestra nación, creyendo, que su mentado «rostro humano» redimiría en algo la permanente pobreza que azota a la mayoría de nuestra población, agravada a «pasos de vencedores» por la arrogante fuerza pepehachista, que en estos últimos tres años le ha degradado a la más extrema y absoluta miseria. Sordera que tampoco oye los reclamos de sus compañeros de partido que se oponen a su empecinamiento de reelegirse, por sus funestas consecuencias.

Esa «H» se torna también ciega, al no querer ver las imágenes que a diario presentan al rojo vivo la televisión y la prensa escrita, sobre el deterioro de nuestros hospitales, como las presentadas recientemente de los hospitales Doctor Darío Contreras y Doctor Luis E. Aybar, sin medicinas y equipos obsoletos y ahora sin médicos que reclaman mejoría salarial, cuadro desolador que nos hace pensar que el dicho de «primero la gente» era pura demagogia, por la marcada indiferencia de nuestro mandatario antes las vicisitudes y necesidades de los infelices pacientes que no reciben la asistencia médica a la que está obligado el Estado, de acuerdo con lo que dice nuestra Constitución: «El Estado dará asistencia médica y hospitalaria gratuita a quienes, por sus escasos recursos económicos así lo requiere». Esta mudez, sordera, y ceguera se podría interpretar como una nueva política para reducir la pobreza, debido a los continuos decesos por la falta de dinero para la compra de los alimentos y medicinas necesarios para subsistir.

Ninguno de estos tres sentidos se ejercitan para analizar el deplorable estado de nuestras escuelas, que se acentúan con la extracción de los fondos asignados a la cartera de Educación en la Ley de Gastos Públicos, que se desvían a otras dependencias del Estado, deplorable acción que genera atrasos en el pago de los sueldos a los maestros, de alquileres de locales para escuelas, desayuno escolar entre otras necesidades que entorpecen la educación básica a la que está obligado el Estado ofrecer, como así lo dispone nuestra Carta Magna: «Es deber del Estado proporcionar la educación fundamental a todos los habitantes del territorio nacional».

Cada semana la explosiva «alma» de destrucción masiva «re tumba» en toda nuestra geografía, cuando la dama de hierro de los hidrocarburos anuncia aumentos de pesos a los carburantes, para luego con cierta ironía rebajar chelitos inorgánicos, fenómeno que encarece todo lo que toca, como los alimentos y las medicinas, artículos fundamentales para la supervivencia humana, que su encarecimiento está levando a la tumba a muchos dominicanos y dominicanas, por la imposibilidad de adquirirlos en el momento necesario, «gracias» a esa la patriótica política económica del PPH, que de encuentro también lleva a la «tumba» de árboles de nuestros bosques, del que hacen leña para la «candela» del cocimiento de aquellos escasos alimentos que la miseria les permite obtener.

Como devoto de Santo Tomás por aquello de ver para creer, debo confesar que en principio creía que los medios de comunicación exageraban sobre las quiebras de decenas de negocios, por lo que invité a un colega del Peñón de los Viejos para que me acompañara a un «tour» visual por los diferentes centros, plazas y malls comerciales del Distrito Nacional y en la primera que visitamos quedamos sorprendidos de los difusos letreros de «se vende» y «se alquila», locales que antes estaban ocupados por vistosas y variadas tiendas de diversos artículos. Advertimos también letreros de «cierre por inventario», que a pregunta nuestra nos explicaron que se trataba de una advertencia de cierre para reducir gastos, para luego fusionarla con otra sucursal de más movimiento, lamentable circunstancia que genera desempleo. Otra cosa que nos llamó la atención fue las diversas «ofertas de hasta un 70% de descuentos que hacen determinados negocios para cubrir sueldos, según nos informaron. Lo mismo sucede con el especial que hacen algunos cines de domingo a miércoles, que las taquillas tienen un descuento de un 40%. En nuestro tour de toda una tarde, nos dio pena y tristeza el «mosquero» en un centro comercial de la Avenida Tiradentes. Allí si es verdad que la situación es trágica para los dueños de los locales desocupados, sin aparente esperanza de venderlos o alquilarlos,según comentarios.Tremenda bomba de tiempo.

Concluido nuestro tour y desalentados por la experiencia vivida, nos sentamos en el «Fast Food» del último centro comercial visitado y pedimos par de «cenizas» para relajarnos y allí se nos unió nuestro viejo y común amigo el Tenedor de Libros, a quien le comentamos nuestra triste aventura, diciéndonos que los culpables de toda esa situación son los señores de los «anillos» financieros y económicos que no pegan una, quienes ahora pretenden desmonetizar dinero desmonetizado con una tasa de interés del 20% al 25%, para pagar por la transparencia de una bóveda a otra del 40% al 50%, por lo que están haciendo, hablando en buen dominicano, es cambiar los Certificados Financieros emitidos por bancos comerciales, asociaciones de ahorros y préstamos y financieras, para sustituirlos por otros del Banco Central, por lo que la «maquinita» lanzará a la calle mensualmente el doble de circulantes, que las otras entidades. Protégenos Señor y no nos deje caer en la tentación. Amén.

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