Alomar y Sandberg
Dueños y amos de la intermedia

<STRONG>Alomar y Sandberg<BR></STRONG>Dueños y amos de la intermedia

El jugador más completo no necesariamente es el mejor al compararlo con los que desempeñan la misma posición. Es que cualquier segunda base podría tener las famosas cinco herramientas, pero nunca llega a explotarlas todas al mismo tiempo.

Sin embargo, aquí se rompe la excepción a la regla. Roberto Alomar es considerado el mejor intermedista de todos los tiempos, ya que su bateo de promedio y poder, acompañado de su extraordinaria defensa, lo hicieron poseedor de un talento inigualable. Es que el boricua agrupó su potencial a una velocidad espantosa.

Alomar, quien recientemente fue inmortalizado en el Salón de la Fama de Cooperstown, tiene en su haber más Guantes de Oro que cualquiera en la segunda base.

El nativo de Ponce, Puerto Rico, se alzó con 10 premios por su excelente defensa, seis de ellos en forma seguida entre 1990 y 1996. Después enfiló otra racha entre 1998 y 2001.

Se comportó durante su carrera como un acróbata defensivo porque tomaba los rodados, sin importar lo difícil que fuesen, y lograba un disparo perfecto a la inicial.

Es más, también es el segunda base que mejor esquivaba a los corredores al momento de completar una doble matanza. Alomar saltaba como nadie para no ser golpeado por el contrario.

Además, disfrutó en 12 ocasiones del Juego de Estrellas, siendo nueve veces tomado como titular de la posición.

Alomar promedió en nueve oportunidades sobre los .300, adornando ese average con gran cuota de extrabases. Registraba al menos 55 por campaña porque se caracterizaba por ser un corredor sobre lo normal.

La lista la completan Ryne Sandberg, Joe  Morgan, Bill Mazeroski y Jeff Kent, quien es seleccionado por su gran ofensiva en el clímax de su carrera.

Sandberg, ranqueado como número dos, es natural de los Filis de Filadelfia aunque pasó la mayor parte de su carrera con los Cachorros de Chicago.

Sólo agotó seis apariciones al plato con los Filis antes de ser transferido a los Cachorros a principio de 1982. El canje fue  por Iván de Jesús.

   Sin embargo, la carrera de Sandberg dio un giro de 360 grados.

 Consiguió nueve Guantes de Oro y un premio de Jugador Más Valioso en 1984.

Además, tuvo seis campañas de al menos 20 jonrones, incluyendo una donde disparó 40.

Alcanzó 200 hits en una oportunidad y, sin quizás, fue un jugador que hizo de todo en el terreno de juego. Remolcó    100 vueltas en un par de años.

Otro que también era una clase de superhéroe en el campo de juego fue Morgan.

Morgan tuvo poco chance de juego en sus dos primeros años, pero luego enseñó que nació para ser una estrella.

Consiguió cinco Guantes del Oro en forma consecutiva entre 1973 y 1977. Además se alzó con dos premios de Jugador Más Valioso aunque nunca bateó sobre .300.

Ganó cuatro lideratos de bases por bolas y nunca abanicó en 100 oportunidades, demostrando su gran clase en la caja de bateo.

Otro jugador que era un verdadero chocador de bolas es Mazeroski, quien se mantuvo toda su carrera con los Bucaneros.

El intermedista obtuvo ocho galardones por su defensa y se adueñó del mote del mejor de su posición por muchos años.

Su ofensiva no fue de las mejores, pero fue llevado al Salón de la Fama en 2001, gracias al Comité de Veteranos.

Este ranking podría cambiar en un corto tiempo, ya que jugadores como Robinson Canó, Dustin Pedroia y Chase Utley llevan el ímpetu para pronto ingresar.

Las cifras

377 cuadrangulares.  Jeff Kent es el líder de jonrones cuando se aborda a los segunda base. Acumuló 377 y 1,518 carreras  impulsadas. Ganó cuatro Bates de Plata como intermedista, galardón que representa al más ofensivo de cada posición.  

Las claves

Jeff Kent, en el top-5

El bateo   de poder de Kent marcó la revolución ofensiva de los segunda base, aunque se reconoce su floja actitud defensiva.

Kent despachó  al menos 20 cuadrangulares en 12 campañas, representando 37 su mayor total en 2002. Además, empujó más de 100 carreras en ocho ocasiones. Terminó su carrera con un promedio de bateo de .290 y se alzó con el premio de Jugador Más Valioso en 2000. Para muchos, quizás, no debería estar; pero su madero dejó a más de uno impresionado.

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