La situación de deterioro moral que vive el país con los actos de corrupción e impunidad oficial, influye de manera determinante en el aumento de la delincuencia callejera que siembra el pánico en la población.

Existe una extraña relación entre estos dos males sociales, digna de estudiarse sociológicamente para determinar las causales de una conducta que aunque sabemos tiene origen multifactorial se incrementa en determinados momentos.

Es como si el tigueraje dijera: “Como aquí to’ e’ na’, vámonos a la calle a atracar”, motivado por la impunidad que protege a quienes desde posiciones públicas o privadas cometen actos delictivos para enriquecerse a expensas de la miseria de los más pobres.

Estos planteamientos no buscan justificar, sino explicar posibles causas del incremento de los actos delictivos que cada día involucran a miembros retirados y activos de la Policía Nacional, la Marina y la Guardia.

Precisamente por eso, el operativo anunciado por el Ministerio de Interior y Policía y los cuerpos castrenses, debe empezar por sus miembros que andan de a dos en una moto sin placa, seguro ni matrícula, lo que de por sí, es un acto delictivo.

Porque resulta común ver como las patrullas detienen a estos individuos y desde que muestran su carnet de cualquiera de los organismos armados o la Policía Nacional, los dejan marchar sin ningún inconveniente.

Si el ochenta por ciento de los atracos se realizan en este tipo de transporte por su facilidad de escape, las autoridades deben concentrar gran parte de sus esfuerzos en los motoristas, sin importar que sean guardias o policías.

La limpieza debe empezar por la casa, como diría la gente del pueblo.