El mundo de la pastelería es fascinante. No es de extrañar que los niños quieran entrar en la cocina cuando se prepara un rico postre.
Eso lo sabe muy bien Sarah Castaños, propietaria de la pastelería Crème Brûlée, quien desde los cinco años se encuentra inmersa en el mundo de los dulces.
Esta joven cuenta que su amor por el arte que se hace con las manos se lo debe a su abuela paterna. Dentro de las enseñanzas que adquirió de ella recuerda que no solo le enseñó a hacer suspiros, sino también diferentes técnicas de pintura, bordados, así como pintar madera y elaborar muñecas con masilla.
“De ese tiempo surge más que un amor por la cocina, un amor por lo que se hace con las manos”, detalla.
Su primera experiencia en la cocina se remonta a cuando tenía cinco años de edad e intentó preparar unos suspiros para los cuales utilizó los huevos completos, por lo que quedaron bien amarillos, recuerda entre risas.
A partir de ese momento, comenzó una relación que ha perdurado hasta hoy.
Sobre su inspiración principal para preparar verdaderas delicias dulces, dice que su estímulo principal viene de los viajes que realiza, ya que cuando visita algún país, vuelve con la cabeza llena de ideas. Resaltó que en sus creaciones procura no copiar las recetas que la inspiran, más bien las transforma a su manera.
Sobre su obra maestra, cuenta que para ella muchas de sus creaciones podrían llamarse su obra especial, pero quizás para el mercado no, ya que entiende que es muy subjetivo.
Dice que el mercado dominicano busca cosas específicas en cuanto a pastelería, como el dulce de leche y el chocolate.
Al hablar de sus preferencias, dice que a lo largo de su trayectoria ha preparado muchos postres que le encantan, por ejemplo el mousse de turrón, ideal para estas fechas navideñas; del año completo, dice que sus preferidos son dos: los macarrones dulces (macarons), los cuales ha adaptado totalmente a un ambiente húmedo, y los brownies.
Dijo que siempre busca que sus postres tengan diferentes texturas, que no sea un simple bizcocho, sino que tenga algo suave, airoso, crocante…
“A la hora de disfrutar un buen postre, no debe ser necesario tener un vaso de agua. Si es necesario, es porque está muy dulce y no es saludable”, señala Castaños.
Esta pastelería está ubicada en calle Andrés Julio Aybar 19, Piantini.