Altagracia Almánzar,primer feminicidio de Trujillo

Altagracia Almánzar,primer feminicidio de Trujillo

Ahora que los crímenes contra las mujeres, feminicidios ó violencia de género son los eufemismos, y que a la altura de este mes se elevan a l86, resulta oportuno recordar a doña Altagracia Almánzar, esposa del civilista doctor Virgilio Martínez Reyna, reverenciar su memoria y honrar su sacrificio

El 01-06-l930 se produjo el triple, espantoso y horripilante crimen del jurista, orador y político José Virgilio Martínez Reyna y de su esposa Altagracia Almánzar, en estado de gestación final, en  de San José de las Matas,  a  45 kilómetros de Santiago de los Caballeros, pasadas las 10:00 de la noche, cuando se apagaba la planta eléctrica de la apacible  villa.

El rumor público de entonces acusó por lo bajo al “general” José Estrella, carnicero comisionado del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo en el Cibao, que aún no había asumido de derecho  el poder, conforme al veredicto amañado de las elecciones del l6 de mayo de ese año, ejerciendo el poder gomígrafo el jurista y orador Rafael Estrella  Ureña.

El triple crimen resultó tan conmocionante, sobre todo en Santiago de los Caballeros y  el Cibao, donde Martínez Reyna era un líder por sus prendas morales y su oratoria, que Trujillo inculpó del mismo al “general”  Estrella, con  lo cual también intentaba involucrar a Estrella Ureña, sobrino del Chacal de La Herradura.

Pero nadie creyó la perversa coartada del  brigadier, que  cinco meses antes del triple crimen, incurrió en el otro doble crimen de usurpar el poder y traicionar a su protector y supremo comandante   en jefe, el presidente Horacio Vásquez..

El presente hoy es propicio para que el presidente Leonel Fernández, que ha demostrado no solamente su vocación civilista, sino su proclividad a reconocer y honrar a las señeras figuras de la historia, rescatar del olvido a doña Altagracia Almánzar, erigirle un busto en San José de las Matas y ordenar imprimir  un sello de correos con su efigie.  

Porque honrar, como sentenció el apóstol José Martí, honra.

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