Altagracia Ramírez dice sentencia «corona» perseverancia en busca de justicia

Altagracia Ramírez dice sentencia «corona» perseverancia en busca de justicia

Entre “alegría y amargura” recibió Altagracia Ramírez la noticia de que la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) condenó ayer al Estado dominicano por negligencia en las investigaciones relativas a la desaparición del profesor universitario Narciso González (Narcizaso), el 26 de mayo de 1994.

Tati, como le llaman sus familiares y amistades, convivió por 22 años con el catedrático y activista social, explica que la alegría es motivada, porque siente que su lucha de 18 años no fue en vano, pero la amargura que la envuelve es motivada porque a pesar de la disposición, jamás recuperará al ser amado que le llevaron de su lado.

Explica que debieron acudir a los organismos internacionales ante la falta de respuestas de las autoridades nacionales y dijo que el hecho de que su caso fuera reconocido a nivel internacional es de gran valor, porque es un reconocimiento al trabajo en busca de justicia por 18 años.

Espera que las autoridades cumplan con la parte de la sentencia que ordena al Estado reabrir el caso.

Considera que con la sentencia se envía un mensaje a los dominicanos de no quedarse de brazos cruzados, cuando en sus casos no encuentren la justicia.

Altagracia tendrá una respuesta oficial la próxima semana, luego de que se reúna con sus abogados y familia.

Agradeció el apoyo dado por estos 18 años por el pueblo y algunos amigos en particular que en todos los momentos la acompañaron sin importar la hora o consecuencia.

La CIDH condenó al Estado dominicano al pago de una indemnización de 395,000 dólares, equivalentes a más de 15 millones de pesos, tras ser hallado culpable de la desaparición forzada y consiguientemente por la violación de los derechos a la libertad personal, a la integridad personal, a la vida y al reconocimiento de la personalidad jurídica, en perjuicio de Narciso González (Narcisazo), ocurrida el 26 de mayo de 1994. 

No ha leído parte de la sentencia. Con los ojos llorosos confiesa que no ha querido leer la parte de la sentencia en la cual se fija la compensación económica que el Estado deberá erogar como consecuencia de la condena.

“Te voy a ser sincera, por mi hijo que esta muerto yo no he querido leer esa parte (…) no he podido leerla, sinceramente, porque para mi la vida tiene más importancia”, expresa.

Dejó la Rabia. Ramírez dejó atrás la rabia por entender que quienes deben tener ese sentimiento son quines desaparición al hombre que por 22 años fue su compañero y padre de sus cuatro hijos.

“No es que tu perdones -expresó-. Es que he dejado todo eso a esas personas (las que planificaron y ejecutaron el secuestro) porque son ellos lo que tienen que vivir con ese rencor de haber cometido un hecho que no debieron cometer”.

Comenta reacciones ante la sentencia. Sobre los comentarios que ha generado la condena, en especial la expresada por la Fiscal del Distrito Nacional, Yeni Berenice Reinoso, en el sentido que de la misma es una vergüenza para el país ya que caso se debió profundizar más por el Estado como lo establece la corte, Ramírez dijo que escuchar esos pronunciamientos de una magistrada tiene mucho peso.

“Cuando nuestro país oye a un persona con tanto peso en el aspecto de la justicia hablar de esa manera dice si eso es verdad, esas personas no están herradas, esas personas no están arando en el mar, no están caminando por caminar sino que están caminando en tierra firme”, manifestó.

Los Traumas. Dijo que gracias al apoyo de Secundino Palacios ella y su familia pudieron superar los traumas causados por la desaparición y todo el proceso de inicios de las investigaciones.

“En algunos momentos mi hijos me decían que me estaba volviendo loca porque llamaba a Narciso y hubo momento en que me acercaba a personas por la espalda y le tocaba porque lo veía él”, contó.

Explicó que tras esas experiencias se retiraba de los lugares llorando porque conociendo y conviviendo con una persona tanto tiempo era muy difícil para ella confundirla con otra.

“Eso es parte de los traumas que quedan cuando a una persona cercana lo desaparecen, que no es lo mismo –expresa- que tu sabes que esa persona está en un lugar enterrado, tu lo viste en un ataúd, eso es la otra parte que te hace vivir con esa situación”.

Narró que en el proceso sintió delirio de persecución hasta el punto que golpeo a un hombre que se le acercó.

Explicó que en el proceso de sus indagatorias tuvo que reunirse con personas que la llevaron a sitios vendadas y otras que lo pedían se pusiera de espalada para evitar que le leyeran los labios.

LA FRASE
“No me gusta ese término de viuda porque siempre he dicho que yo no soy viuda porque a otro le ha dado la gana. Pero ese termino de viuda yo no lo uso. Ustedes no me han oído usándolo. Yo soy Tati Ramírez, yo soy la compañera de Narciso González”, enfatizó.

ZOOM
Narcisazo desapareció sin dejar rastro visible el 26 de mayo de 1994, un día después de un llamar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)  a iniciar un estado de «rebeldia» nacional para «resistir» un denunciado «fraude electoral» que se alega favoreció al expresidente Joaquín Balaguer.

 

 

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