El 29 de septiembre último, el principal indicador económico del mundo, el NYSE, evaluaba una caída en la bolsa especulativa de Wall Street en 777.68 puntos, pero el 15 de este mes de octubre el Dow Jones volvía a tropezar con otra caída de 733 puntos.

Son los dos peores desastres económicos que han sufrido los Estados Unidos desde el crak de 1929 que colapsó la economía número uno del mundo.

Hay, pues, una aguda recesión que el gobierno del presidente George Bush Jr. ha carecido del valor reconocer, pero que se siente por todos lados. Ese fenómeno, que es pasajero, como pasajera es la vida de todos, se recuperará en términos de 18-24 meses, porque la maquinaria productiva industrial de los Estados Unidos superará esa grave dificultad originada en los créditos subprime del sector inmobiliario, sobre cuyos culpables intelectuales el FBI tendrá que señalarlos y encausarlos a los tribunales para que paguen con efectivos y cárcel. ¿O es que algunos tontos de capirote creen que en fin del imperialismo yanqui? Imbéciles.

Esos signos agoreros deben inquietarnos profundamente a los dominicanos, aunque nunca conducirnos al paroxismo, a la depresión y fenómeno síquicos conexos con las grandes tribulaciones, sobre todo, las del litoral financiero. Los fondos de pensiones revelan una masa de dinero por los RD$62 mil millones y la clave consiste en encauzarlos a producir en grande, sobre todo, alimentos, y percatarse cuáles son los nichos seguros, avalados por la banca, susceptibles de préstamos seguros, para no caer, como en USA, en el desastre de los sub-prime.

Con agrónomos devengando RD$14 mil/mes, de los que de 35 mil unos 8,500 laboran en el Estado y siete mil en el sector privado, se entenderá que no es posible aspirar a una producción masiva de alimentos y vernos en el espejo de Cuba, donde los salarios misérrimos han estancado la producción en 60 años de ensayo comunista, porque el interés económico es el pivote de todo el accionar humano.