Son muchos los conflictos sociales que se canalizan a través de las instancias judiciales pero que no llegan a desenlaces armoniosos a pesar de consumir abundante tiempo y recursos del sistema y de las partes envueltas. En cambio, la alternativa de la mediación y la conciliación ha demostrado una efectividad sorprendente como medio de dejar satisfechas a las partes, no solo en cuanto a los intereses en que se basan sus diferencias, sino también en cuanto a procurar salvar la armonía de las relaciones afectadas.
Las Casas Comunitarias de Justicia, en diez años de servicio, han demostrado su efectividad como alternativa para resolver casos de manutención de descendientes, reparto de herencias, definición de linderos de propiedades y otros conflictos, valiéndose de la mediación entre las partes y la búsqueda de puntos de avenencia. En esos diez años, esas instancias sociales han atendido exitosamente a 229,292 usuarios en los ocho locales que tiene en barrios de Santiago, La Vega, Mao, San Francisco de Macorís y el Distrito Nacional.
El trabajo de estas instancias de mediación y conciliación ha sido tan exitoso, que se calcula que el 62 por ciento de los casos atendidos concluyen en soluciones armoniosas y apenas un 12% concluye sin armonía entre las partes. La filosofía de la buena vecindad está implícita en esos resultados.

El abusivo medio de la huelga

La parte más cruel de la huelga del personal médico y paramédico de los hospitales es que sus precursores, más que nadie, saben los efectos desesperantes que provocan en gente pobre. Esos efectos obligaron a incrementar las atenciones en salas de emergencia para atenuar la presión de la demanda de servicios no cubiertos. En los hospitales de autogestión, que trabajan normalmente, se multiplicó la atención de pacientes en el segundo día de huelga.
Los médicos y los pacientes conocen los efectos del paro, pero en el caso de los segundos, los necesitados portadores de las dolencias, las cosas tienen una connotación de crueldad injustificable. La medicina, posiblemente el ejercicio más allegado al ser humano, es empleado esta vez para ahondar sufrimiento, en vez de aliviar. Eso no es otra cosas que crueldad.