Alternativas

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Los problemas que afectan actualmente a la República Dominicana  de  magnitud que cualquiera no sabe por dónde comenzar a resolverlos. Ese será un gran reto que tendrá la nueva administración que se inicia este 16 de agosto.

No creemos necesario citarlos porque han sido demasiado publicitados, pero sí queremos precisar algunas ideas para garantizar la gobernabilidad y continuar con el fortalecimiento del proceso democrático.

El fortalecimiento del espíritu de los dominicanos tal como lo plantearon nuestros Padres Fundadores, es la única forma de rescatar las energías perdidas, independientemente de cualquier programa de Gobierno, para lograr una unidad colectiva que nos permita avanzar.

Siempre habrá oposición, pero la misma debería ser constructiva sin que esto signifique sumisión.

Otra alternativa sería seguir cruzado de brazos e ignorar los problemas, y dejar que el gobierno lo resuelva  sin cooperar con fórmulas que coadyuven a solucionarlos.

Esto parece una utopía, pero eso mismo se decía cuando nuestro Juan Pablo Duarte soñaba con una República libre, soberana e independiente, lo que no se habría logrado sin la unidad de los dominicanos.

Si reflexionamos sobre la etapa más oscura que ha vivido este país, vemos que  la clase consciente fortaleció su espíritu para liberarse del terror en que vivíamos y luchar por una clase marginada que fue utilizada para apuntalar un régimen que conculcaba todos los Derechos Humanos de los dominicanos.

En este momento nuestro pueblo no está bajo el terror gubernamental, pero sí sufre en carne viva los estragos causados por la inseguridad, la ignorancia por falta de educación y otros mortificantes problemas que constituyen un enorme reto para el próximo gobierno. Ni por la mente nos pasa la idea de que para afrontar los males que nos aquejan se necesita una dictadura, que el pueblo dominicano de ninguna manera aceptaría so pena de sufrir graves consecuencias.

La meta debe ser unir nuestros espíritus en el trabajo creador, cada quien aportando su granito de arena para ayudar a superar todos los inconvenientes que gravitan en perjuicio de nuestro futuro, que debe ser un futuro de libertad y de prosperidad.

El fortalecimiento del espíritu es lo que genera la energía necesaria para hacer frente a las dificultades. El pueblo dominicano será el más responsable de rescatar un país en crisis, tal como lo hicieron los alemanes cuando terminó la Segunda Guerra Mundial. Sencillamente se unieron y hoy día es una de las grandes potencias del mundo.

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