UBI RIVAS
La decisión de la titular de Educación, Alejandrina Germán, de eximir del acta de nacimiento a menores para matricularse en escuelas públicas, añade un ingrediente más a la profunda suspicacia de que existen propósitos y/o adlánteres, para acelerar y profundizar la haitianización del país. HOY en su edición del día siete del presente mes de septiembre insertaba la información suministrada por el senador Enriquillo Reyes (PRD-Monseñor Nouel), afirmando que en nuestro país residen más de 700 haitianos indocumentados.

El senador Reyes Ramírez remitió una carta al director de HOY que se insertó en la edición del día diez del presente mes, donde rechaza que nuestro país tenga que cargar obligatoriamente con una población haitiana ilegal superlativa, y propone metodizar la inmigración haitiana a lo estrictamente necesario para un conjunto de labores, carnetizados, con contrato de trabajo, como se estiliza en sentido general en todos los países, comenzando con Estados Unidos.

HOY del día nueve del presente mes y vierte la declaración del director del hospital José María Cabral y Báez, de Santiago de los Caballeros, explicando que al centro de salud pública de la segunda ciudad en importancia en todos los ordenes del país, acuden parturientas haitianas donde se le practican 1.250 partidos al año que cuestan al contribuyente criollo un millón de pesos.

Esa suma cuestan al contribuyente dominicano las parturientas haitianas, en momentos en que se afirma en los centros de salud pública hay carencias de vendajes, desinfectantes, analgésicos, aspirinas, jeringuillas, de todo.

Es, como se aprecia, un colosal contrasentido que los dominicanos tengamos que subsidiar, una palabra maldita, a parturientas haitianas, esas que vemos debajo de los semáforos con criaturas en los brazos, mendigando, porque las madres dominicanas, por pobres que sean, es difícil verlas mendigando en las calles.

Los ingredientes noticiosos aportados en esta entrega refuerzan, muchísimo, el aventado criterio de que algunos países poderosos, Estados Unidos, Canadá y Francia, en coordinación con cierta iglesia, propenden la fusión de la isla Hispaniola no con una sola bandera, sino étnicamente, para que la raza negra se acople definitivamente en la parte este de La Española ó antigua Saint Domingue.

Matricular a menores en escuelas públicas exentos de acta de nacimiento, es uno de esos propósitos que refuerzas ese aventado criterio.

Empresarios criollos vinculados sobre todo a la industria de la construcción, hacendados de arroz, cacao, café, guineos, que usan mano de obra haitiana por su bajísimo costo, salarios de ultra miseria, porque no pagan casas (alquiler, ni servicios de acueducto, electricidad, (ITBIS), desplazan mano de obra criolla que podría remunerarse mejor, y que el gobierno debe comprender que es una causa directa de iniciar la peligrosa aventura de cruzar en frágiles cayucos el canal de La Mona en dirección a las costas de Puerto Rico, en procura de lo que nuestro país les niega: sobrevivir económicamente.

El artículo 93 de la Constitución asigna un rol clarísimo a nuestros institutos armados, concerniente a preservar nuestra soberanía, defender la independencia é integridad de la República y mantener el orden público, nada de lo cual realizan permitiendo la invasión pacífica, peligrosa, cada vez más, de nacionales haitianos que presagian otra «exterminación añorada» como en octubre de 1937. ¿Es a eso que nos quieren compelir las potencias mencionadas y sus socios traidores antinacionales del patio?