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POR MARIO MÉNDEZ
El alto nivel de empleo informal que existe en la República Dominicana representa un desafío para las políticas públicas, advierte el informe del Banco Mundial.
De acuerdo al informe, la mitad del empleo en el país se encuentra en el sector informal.
El estudio plantea la necesidad de evaluar los mecanismos más efectivos para aumentar la productividad de las micro, pequeñas y medianas empresas.
Estos pueden incluir servicios para el desarrollo de negocios, mejores incentivos para el registro y certificación de las empresas y contratistas por cuenta propia, certificación de productos para exportación, apoyo a la innovación y las exportaciones (incluyendo clusters que vinculen las empresas a universidades y a instituciones de investigación), racionalización del crédito público subsidiado y la mejora del acceso prudencial a fuentes privadas incluyendo el uso de las remesas como capital de trabajo.
El estudio plantea que la experiencia de países como Colombia, Perú y Chile pueden brindar lecciones importantes al país.
El estudio advierte que la informalidad lleva a la muy baja cobertura de pensión y seguro de salud de las familias de bajos ingresos.
Plantea que esta situación sería enfrentada por la reforma de seguridad social, una de las iniciativas más importantes de política pública del país.
Explica que la ley exige nuevos paquetes mínimos de pensión y atención de la salud para trabajadores de bajos ingresos y personas mayores, así como también subsidios basados en incentivos para trabajadores independientes.
Señala que hay indicadores de que la reforma es muy generosa, especialmente para los trabajadores informales bajo el esquema subsidiado, de implementación muy compleja, y que puede no ser fiscalmente sostenible en la situación fiscal actual.
El informe planea que la experiencia con la reforma de pensiones en América Latina apoya estas preocupaciones, y considera aconsejable que el país estudie más a fondo la aplicabilidad del esquema actual.
El estudio llega a la conclusión sorprendente de que el empleo informal en el país tiende a ofrecer mayores niveles de bienestar a los trabajadores.
Tanto los trabajadores independientes como los asalariados informales tienen a considerarse menos pobres que los empleados formales (comparando trabajadores con iguales características socioeconómicas), afirma el estudio.
Esto puede parecer sorprendente ya que, en adición a las diferencias de ingresos, los trabajadores informales generalmente no están cubiertos por los beneficios de la legislación laboral tales como cobertura de pensión y salud y pagos de cesantía al perder el empleo. Además enfrentan mayores riesgos de desempleo o caída en sus ingresos, expresa. Sin embargo, señala que los resultados son consistentes con otros estudios para América Latina que muestran que para muchos trabajadores el empleo informal no es necesariamente inferior al empleo formal.
Explica que la poca valoración de muchos beneficios (por desconfianza en la sostenibilidad del sistema de pensiones y la baja calidad del seguro de salud) reducen el atractivo del empleo formal y lleva a la evasión de las contribuciones patronales a la seguridad social.
Además, el empleo informal ofrece beneficios no pecuniarios que muchos trabajadores desean aun a costa de una menor paga, como es por ejemplo, la mayor independencia y horarios flexibles para las mujeres con hijos y la capacitación como aprendices para los jóvenes de poca calificación y experiencia laboral.
Sobre corrupción
El Banco Mundial también presentó un informe sobre corrupción que, según trascendió había sido entregado en inglés al Secretariado Técnico de la Presidencia, al Banco Central y a otros actores importantes desde abril pasado, y el resumen en español desde mayo.
En ese informe se plantea que los niveles de corrupción que afectan a las empresas en el país son más altos que en los países centroamericanos.
