Los altos precios del petróleo se mantendrán   gravitando seriamente sobre la economía dominicana durante por lo menos tres años, período en el cual se espera que el precio del crudo estadounidense se mantenga por encima de los 100 dólares el barril, en promedio.

Según el estudio de Reuters, el crudo estadounidense promediaría US$98.73 en 2011, sobre los US$$89.96 previsto por el sondeo de febrero. El valor alcanzaría US$103 por barril en 2012 y los US$105 en 2013. La proyección del Gobierno dominicano para la elaboración del presupuesto que entró en vigencia en enero de 2011 era la de que el precio promedio del petróleo sería de 80 dólares durante el presente año.

Esto presionará fuertemente la balanza de pagos del país y sobre los costos de las empresas dominicanas, dada la alta dependencia del petróleo como fuente energética y la crisis que enfrenta el sector eléctrico del país.

El panorama se tornaría peor si la situación en Oriente Medio estalla, caso en el cual el estudio de Reuters prevé los precios podrían alcanzar entre US$150 y US$200 por barril. De acuerdo con los analistas que consultaron, la propagación de las protestas en Oriente Medio y el norte de África, junto con la tragedia en Japón, han dificultado de manera “inusual” los pronósticos de precio.

“Un extenso declive en los precios del crudo es improbable, en especial considerando las presiones al alza en los valores por la creciente tensión en Oriente Medio y el norte de África”, dijo Daniel Hwang, estratega de mercado de Gain Capital Forex.com.

Las proyecciones del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo son las de que la factura petrolera aumente en el presente año en 30 por ciento, como resultado de los aumentos de precio del crudo, tras un aumento similar en el 2010 con respecto al 2009.

Esto elevaría la factura petrolera del país de 3,427 millones de dólares en 2010  a 4,455.1 millones de dólares en 2011.

Para enfrentar las presiones que sobre la estabilidad macroeconómica generaría el aumento de la factura petrolera, las autoridades podrían adoptar medidas restrictivas de la actividad económica, que incluirían mantener la tendencia creciente que han iniciado las tasas de interés en el mercado doméstico.