Alumnos desafían adversidad para estudiar por las noches

 Alumnos desafían adversidad para estudiar por las noches

Son las 6:38 de la tarde y Norma (Nonita) acaba de llegar al liceo nocturno La Fe, del ensanche capitalino, donde asiste al segundo curso de media. En el salón de belleza donde trabaja como manicurista se le hizo tarde y la regla es que “si hay clientes, no hay permisos”.

A sus 55 años de edad, la madre de tres hijos recuerda que hace solo seis años no sabía leer ni escribir. No esconde su emoción de estar en la escuela y confía en que ser bachiller mejorará su vida.

Los deseos de superación parecen ser la característica común entre los estudiantes que asisten a centros nocturnos. A juicio de la profesora Emilia Philips, se trata de “alumnos especiales”, que llegan a los planteles tras agotar amplias jornadas de trabajo, y que han tenido que enfrentar precariedades y situaciones difíciles en su vida.

Perfil.  Aunque no existen estadísticas oficiales sobre las condiciones socioeconómicas de los más de 221 mil alumnos de la tanda nocturna, sólo hay que visitar las aulas para conocerlos, quienes estudian de noche son: niñas embarazadas y padres jóvenes, adultos que interrumpieron su educación en la juventud y  cuyos horarios de trabajo les impiden asistir a  otras tandas.  

Además, tienden a ser personas de escasos recursos, que llegan a la escuela al salir de sus trabajos, abrochándose la camisa del uniforme casi en la puerta, cargando paleteras y hasta a sus hijos, ya que muchos no tienen con quien dejarlos.

Su condición se considera uno de los mayores retos de la tanda nocturna, ya que una población tan diversa requiere un  plan académico y maestros especializados. El sistema de educación nocturna  carece de ambos componentes.

Así lo estableció la directora del liceo nocturno Estados Unidos de América, de la avenida México, quien afirmó que los docentes procuran ofrecer trato especial a los alumnos de la noche.

Maestro las 24 horas.  Si los alumnos de  tanda nocturna son esforzados, sus profesores no se quedan atrás.

El turno de la noche es visto por los docentes como una alternativa para aumentar su reducido sueldo mensual, aunque también tengan asignadas otras tandas matutina y vespertina.

Como explica la profesora María Bastardo, del liceo nocturno La Fe, la  decisión “económica” afecta  la salud de los maestros, por el horario extendido.

“No hay descanso, no hay horas libres”, apunta Bastardo, que tiene tandas de mañana y tarde, porque es el límite que se asigna en el sistema público. Su sueldo mensual ronda RD$20 mil.

El tiempo apenas le da para atender a su familia, corregir y revisar contenidos y preparar la clase de los grupos bajo su orientación.

Una situación similar es la del profesor Fidel Sosa, del liceo nocturno Estados Unidos, quien trabaja en la mañana en un colegio privado, en la tarde en el liceo San Juan, de Maquiteria, hasta las 6:00 P.M. cuando inicia el turno nocturno.

Sorprendentemente, al preguntárseles cómo se sienten al final del día, la respuesta de los maestros  fue  la misma: “feliz, porque hago lo que me gusta”.

Zoom

La prueba

La mejor forma de conocer sobre el funcionamiento de la tanda nocturna es detenerse en la entrada de uno de estos centros, después de las 6:00 P.M., cuando comienzan a llegar a cuenta gotas las madres jóvenes, las señoras de todas las edades y hasta con los hijos, para integrarse a la docencia. Se trata de personas que además de haber asumido otros compromisos, entienden la importancia de convertirse en bachilleres para mejorar su vida.

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