Alvarito: El presidente Bosch iba a renunciar

Alvarito: El presidente Bosch iba a renunciar

Álvaro Arvelo, recuperado de sus achaques de salud, de lo cual nos alegramos, presentó en su leída columna en El Nacional del pasado día 29, la certeza de que el presidente Bosch, tiempos antes del golpe de Estado, pensaba presentar su renuncia por disgustos con su partido y abrumado por la magnitud de la tarea de gobernar que tenía por delante.

Detalles de esa decisión figuran en las memorias de mi padre Fabio F. Herrera Cabral, El Presente de Mi Pasado, quien fue viceministro de la Presidencia en los siete meses del gobierno, y a quien el profesor Bosch le tenía absoluta confianza.

La noche del 24 de septiembre de 1963, el viceministro Herrera observó que el presidente Bosch estaba escribiendo una carta a mano que se le dio a leer y de inmediato la reacción del viceministro fue convencerlo para que no hiciera tal cosa. Pero en vista de la firmeza del profesor, le sugiere, quizás para ganar tiempo, la necesidad de convocar a las cámaras que, reunidas en Asamblea Nacional, conozcan de la renuncia. A tal efecto, el viceministro Herrera llama a San Pedro de Macorís a Juan Casanova Garrido, que era el presidente del Senado, y a Rafael Molina Ureña, quien lo era de la Cámara de Diputados.

Cuando se estaba hablando de la renuncia, que el viceministro Herrera tenía en sus manos, entró al despacho presidencial el coronel Calderón, jefe de Ayudantes Militares, quien se marchó en seguida y regresó con el General Viñas Román para enterarse lo que se discutía, mientras el viceministro Herrera le devolvió al profesor Bosch la carta manuscrita de su renuncia y firmada por él con la característica de su firma en diagonal de abajo hacia arriba. Al poco tiempo se presentó la plana mayor de las Fuerzas Armadas con el golpe de Estado consumado.

No hay dudas que el profesor Bosch se abrumó por la magnitud de la tarea de gobernar a este pueblo que salía de la dictadura y en sus presiones por beneficios de los más diversos, él se disgustó de mala manera de sus compañeros, lo cual se lo manifestaba al viceministro Herrera, quien luchó para evitar esos sucesos, los cuales ya estaban en evolución. Con la acción militar el profesor Bosch se libró de una penosa renuncia de la presidencia sin poder evitar la decisión militar del golpe de Estado.

El PRD no supo aprovechar un hombre de la talla de Juan Bosch. Las maniobras y ambiciones de los militares, de los políticos, de los empresarios y de la curia católica enardecieron los ánimos de los protagonistas y no aplazaron la decisión de dar el golpe de Estado al profesor Bosch. Este no se hubiese reivindicado y su recuerdo fuera de que era un gran ideólogo y planificador, pero sin saber combinar las realidades con sus admirables disertaciones, que con tanto entusiasmo escuchaba el pueblo cuando las inició desde que regresó del exilio en los finales de 1961.

Pues si Alvarito, el presidente Bosch había decidido renunciar por su impotencia frente a la tozudez de los militares que no obedecían su jefatura y a la vez de ver cómo su partido lo había desilusionado, y no era lo que había concebido.

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