BOGOTA,  (AFP) – El presidente colombiano Alvaro Uribe intenta recuperar el control en el espinoso caso de las FARC, acusando a esta guerrilla de engañar a la comunidad internacional, una peligrosa estrategia tras el fracaso de la liberación de tres rehenes.

 Conocido por su política de firmeza hacia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), Uribe no tuvo otra opción que autorizar la misión humanitaria que buscaba recuperar a tres cautivos de la selva.

 «El fracaso de esa operación le permite recuperar el protagonismo en el caso, ya que la iniciativa la habían tomado sus oponentes», explicó el politólogo colombiano Fernando Giraldo, en una entrevista con la AFP.

 La postergación de la misión debilita sobre todo a su homólogo venezolano Hugo Chávez, cuya mediación en el conflicto había sido anulada previamente por Uribe, provocando una crisis diplomática.

 «Uribe se puso en una posición delicada al dejar a Chávez meterse en el juego», estimó el politólogo, ex decano de la Universidad de Cali.

 La guerrilla marxista había prometido entregar los rehenes al gobernante socialista de Venezuela, mientras seguía fustigando al jefe de Estado colombiano.

 Ahora afirma que las maniobras militares hicieron fracasar la liberación de Clara Rojas, la asistente de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, de su hijo Emmanuel y de la ex diputada Consuelo González.

 Según Juan Carlos Lecompte, el esposo de Betancourt, el presidente colombiano «no quiso suspender las operaciones de seguridad, incluso durante la operación humanitaria».

 «El dijo solo que no hubo combates, nunca dijo que se suspendían las patrullas militares. Pero las FARC no se podían exponer a un riesgo tan importante», dijo Lecompte a la AFP.

 Uribe contraatacó y reprochó a la guerrilla que «miente y engaña» a la opinión pública, antes de provocar sorpresa al anunciar que Emannuel tal vez ya no estaba en poder de las FARC sino en un hogar para niños de Bogotá.

 Esta espectacular noticia deja mal parados tanto al gobierno como a las FARC, hasta tanto se difundan los resultados de pruebas de ADN practicadas a familiares del niño, nacido en cautiverio hace tres años.

 «Uribe hace una jugada peligrosa. En caso de ser verdad, tendrá que justificar por qué esperó tanto antes de revelar esa información. Pero al mismo tiempo se les habrá quitado toda credibilidad a las FARC por su cinismo», afirmó Giraldo.

 «Ambos se ven arrinconados frente a la presión internacional, que puede volcarse sobre ellos en cualquier momento», añadió.