MONTEVIDEO (AFP).- Los altos precios del petróleo, si bien no configuran una crisis como las de los años 70, escapan al control de la mayoría de los países productores y ponen en peligro la recuperación económica mundial, según expertos.
Entre las causas coyunturales del aumento del precio del crudo, figura en primer plano la situación en Medio Oriente, región que posee las mayores reservas petrolíferas del mundo, destacando la violencia e inestabilidad en Irak.
El atentado en la ciudad petrolera de Al-Jobar, Arabia Saudita, el pasado fin de semana, añadió una enorme cuota de nerviosismo, ya que este país -poseedor del mayor reservorio petrolero del mundo- aparece como el único capaz de aumentar la producción de crudo.
A esto hay que agregarle la presión de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), abastecedora del 40% de demanda petrolera mundial, que reducen o aumentan la producción según sus intereses.
La fluctuación del dólar tampoco es ajena al precio del barril (157 litros), cuyo valor se cotiza en esta moneda, ni lo es la especulación de los fondos de inversión.
Además, al tratarse de un recurso no renovable cuyo consumo suele ser más intensivo en momentos de despegue económico, la demanda presiona sobre la oferta llevando a un alza en los precios.
Ya como factor estructural, está el aumento continuado de la demanda de países emergentes, sobre todo asiáticos, y particularmente de China.
Asimismo, existe una merma en la capacidad de refinación. Muchos pozos de petróleo no están en su apogeo y sólo pueden seguir siendo explotados con mayor inversión y, consecuentemente, más costos.
Los costos del refinado son altos, debido en buena medida a las regulaciones ambientales, encareciendo los subproductos.
Esta conjunción de variables hace difícil un descenso marcado del precio del petróleo.
El jueves, la OPEP decidió un aumento de su techo de producción, de 23,5 millones de barriles diarios a 25,5 millones de barriles, y a partir de agosto aumentará en 0,5 millones de barriles diarios adicionales.
El anuncio provocó un descenso en la cotización del crudo, pero el efecto es más psicológico que real.
Según analistas venezolanos consultados por la AFP, la OPEP no puede incidir drásticamente en la actual tendencia alcista de los precios del petróleo.
«La organización (OPEP) en su conjunto en estos momentos carece de instrumentos para incidir en el nivel de los precios», dijo a la AFP el profesor de posgrado de economía petrolera en la Universidad Central de Venezuela, Mazar Al-Sheridah, quien indicó además que no había escasés en el suministro de crudo.
Afirmó que quien «puede abrir los chorros y aliviar la situación de los precios es Arabia Saudita».
«El motivo real de este comportamiento anómalo (del precio del crudo) es completamente psicológico», aseveró Al-Shereidah, quien insistió en que es «contraproducente dar la falsa sensación de que en manos de la OPEP está la solución para bajar los precios».
Por su parte, el economista y consultor privado venezolano, Pedro Palma, dijo a la AFP que «hay limitaciones en la capacidad de aumento de producción mundial (petrolera) debido a bajas inversiones que se han hecho en el pasado».
Antes del aumento de la cuota de producción de la OPEP, el cartel producía «entre 85% y 90% de su capacidad total», según declaró el 20 de mayo en Londres el ministro de Energía de Indonesia y titular del cártel, Purnomo Yusgiantoro.
Yusgiantoro afirmó que la OPEP «no es responsable de los elevados precios del petróleo» y que «los países no miembros de la OPEP, los intermediarios de los mercados, los especuladores y los consumidores, contribuyen también al alza del precio del petróleo».
El precio es elevado «no debido al mercado de crudo sino debido a la gasolina, a los especuladores y a factores geopolíticos, es decir, la situación en Medio Oriente», dijo.
Julio Orellana, gobernador de Venezuela en la OPEP, declaró a la revista PANORAMA que en los precios del crudo «se deduce que hay una prima especulativa de unos 4 dólares. Si a eso se le suma la prima por la situación en Irak, de entre 3 o 4 dólares (…) entonces la prima total está entre 7 u 8 dólares por posiciones financieras largas y situación geopolítica».
Por otra parte, Orellana dijo que el aumento de la demanda de crudo de China genera «un efecto patético, porque está consumiendo grandes cantidades de comodities y ello implica que se genere una gran volatilidad de éstos y, para el crudo también».
«Los especuladores financieros han migrado del mercado de divisas que ahora se encuentra estable, al de comodities y crudo», añadió.
Pese al nerviosismo que provoca el alza del precio del petróleo, Palma dijo que esta «coyuntura no configura una crisis como las de los años 70.»
«Hay que recordar que en aquellos años hubo motivos de carácter político muy fuertes -en 1973 la guerra de Yom Kippur y el posterior embargo petrolero de la OPEP contra Estados Unidos y Europa, y en 1979-80 la caída del Sha de Irán y la instauración de la revolución islámica del Ayatola Jomeini- que llevarón a una sobredemanda por la interrupción de suministros», indicó Palma.
No obstante, alertó que «si hay alteraciones en Arabia Saudita, si cae la casa real y aparece un gobierno fundamentalista islámico, no se sabe qué puede pasar. Una situación de interrupción abrupta con limitaciones de oferta, podría causar una crisis de proporciones como las de los 70».
De cualquier forma, Palma consideró que «en aquel momento, el mundo industrializado estaba mucho más desnudo que ahora» y que «los países consumidores tienen ahora mucha mayor capacidad de respuesta».
El aumento de los precios del crudo afecta a los países importadores, reduciendo los márgenes de ganancias de las empresas debido al mayor precio de los combustibles, provocando un salto de precios, y eventualmente una presión inflacionaria.
José Félix Izquierdo de la Cruz, del servicio de estudios del BBVA, dijo en un artículo divulgado en el diario español El Mundo, que «el encarecimiento del petróleo supone un empobrecimiento de los países importadores, al transferir renta hacia los países exportadores de petróleo».
«El encarecimiento del crudo tuvo un impacto muy negativo y duradero sobre las economías desarrolladas», añadió. En las crisis petroleras de los 70 «aumentó la tasa de inflación, generándose una espiral precios-salarios, a la vez que disminuyó la actividad, con el consiguiente aumento de la tasa de desempleo», dijo.