Alza del petróleo y eficiencia

Alza del petróleo y eficiencia

La crisis política en varios países petroleros del norte de África y Oriente Medio ha puesto nervioso al mercado de crudos. La producción petrolera en  Libia, que ocupa el lugar número 12 en producción, y Egipto, en el lugar 25, ha sido trastornada por la convulsión política causando incertidumbre en suministros. Por esa causa los precios petroleros han coqueteado con la barrera de los 100 dólares por barril varias veces en lo que va del presente  año.

En nuestro país, esa inestabilidad en el mundo petrolero se ha traducido en fuertes alzas de precios de los derivados. Al margen de cargas fiscales que algunos consideran abusivas, hay una coyuntura de mercado que empuja en alza los destilados que consumimos. Nadie sabe aún cuánto durará la situación y si empeorará, pues dependerá de la evolución de las coyunturas geopolíticas vigentes.

 En medio de la situación ha salido a relucir que, a pesar de las alzas, el país ha aumentado su consumo de petróleo y derivados. Es natural que así ocurra en una economía en expansión y cuya  dinámica es la que determina la demanda e induce la consabida retribución fiscal que alimenta las finanzas públicas. Una  reducción puede ser saludable siempre que se fundamente en mejorar la eficiencia en el uso de los carburantes. Eso es lo que  aconseja la actual  coyuntura de incertidumbre petrolera.

Una ofensa contra la  historia

La demolición del monumento a los héroes y mártires de la gesta de Luperón, del 19 de junio de 1949, constituyen una grave ofensa a la memoria histórica nacional y una falta de respeto a los descendientes de esos valientes y a la comunidad.

El monumento fue destruido en diciembre pasado por orden del alcalde del municipio, Walter Musa, faltando a su promesa de no tocar  esa pieza para encaminar un plan de obras en la zona.

El monumento debe ser repuesto tal y como era, y el  ayuntamiento de Luperón tiene que asumir el compromiso de hacerlo a la mayor brevedad.

Nadie  puede actuar por capricho en perjuicio de símbolos y testimonios que forman parte de la memoria histórica de los pueblos, de su cultura, de su patrimonio monumental.

Hay que  reparar ese daño.

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