La vinculación entre cerdos y pollos como alternancia de los dominicanos en la búsqueda de proteínas de origen animal repercute ahora con alteraciones de precios que se delatan como consecuencia del oportunismo y la especulación. El desplazamiento de la demanda hacia la carne del ave por presencia de fiebre porcina en la crianza rudimentaria no ha sido tan pronunciada todavía como para que pase a costar más. Se trata de una plaga mortal de las que hasta ahora se han librado las grandes y modernas instalaciones avícolas, una verdadera riqueza nacional, y el gran comercio ha negado que sus ventas de carne porcina hayan mostrado un significativo descenso como para llevar a todo el mundo hacia sucedáneos cárnicos.
Este país siempre ha importado de una y otra carne, con lo cual está en plena vigencia el mecanismo que, al ciento por ciento, puede estabilizar los suministros al detalle contra maniobras encarecedoras que incluyan acaparamientos y captación de excesivos márgenes de beneficios en algún tramo del mercadeo desde los productores hasta los detallistas. En este aspecto, el Gobierno tiene la llave para multiplicar disponibilidades. Mueve a suspicacia que mermara el suministro de carne blanca desde sus orígenes y faltaría establecer el rol que estén jugando ahora mayoristas dotados de excepcional capacidad para el almacenamiento refrigerado, útil para manipular la oferta ante la demanda.
Humanizar sí, privilegiar no
El flamante defensor del pueblo, Pablo Ulloa, ha formulado una oportuna defensa del derecho a la salud de los privados de libertad de la Penitenciaría Nacional de La Victoria, donde más de siete mil reos ocupan un lugar apto para solo un tercio de ese excesivo total. Allí debe disponerse de más recursos médicos, como ha reclamado. Podría existir incluso un área para emergencias y camas para estabilización de pacientes, para que la llevada a hospitales ordinarios no cree posibilidades de fuga.
La prisión, preventiva o de purgación, no debe ser vejatoria, inhumana, negadora de asistencia por enfermedades, ni de oportunidades para que los allí restringidos, puedan desarrollar condiciones físicas y mentales favorables a su regreso a la libertad. Serían objetables también los privilegio tras las rejas. Pagados o no.