Amagos contra el periodismo

Amagos contra el periodismo

Hubo épocas en que las trabas para el ejercicio del periodismo provenían de la cancha política. La intolerancia siempre pretendió plantarle una etiqueta ideológica a la búsqueda y difusión de la verdad. Esa era la lógica de quienes afianzaban su poder en la ignorancia de los pueblos, en el oscurantismo. El avance hacia el respeto de los derechos individuales y sociales hizo cambiar ese panorama.

Pero la intolerancia no ha desaparecido. Ha cambiado de túnica, simplemente, y mientras se proclama la vigencia de la libertad de expresión, se afinan, paralelamente, instrumentos  que pretenden aminorar esas libertades. Razones de sobra tiene Manuel A. Quiroz,  vicepresidente regional de Libertad de Prensa e Información de la SIP y director de El Caribe,  para expresar preocupación por amagos contra el  libre ejercicio del periodismo.

 En el pasado reciente se ha intentado  insertar en la Constitución una cláusula sobre la veracidad de la información servida por los medios, o para coartar el bien ganado derecho de acceso a la información pública. Ha habido otras modalidades de represión y censura previa. También han abundado las demandas judiciales contra periodistas y/o los medios para los cuales trabajan, tratando de callar voces. La amenaza contra el ejercicio periodístico es grande y real.

Una amenaza de nuevo cuño

Una amenza relativamente nueva para el ejercicio periodístico en nuestro medio, pero muy poderosa por los recursos comprometidos en esta actividad, es la del narcotráfico y los crímenes conexos. En otros países esta amenaza contra el ejercicio del periodismo ha causado luto y dolor. Aquí, hace muy poco, hemos visto cómo gente ligada al narco agredió al foto-reportero Franklin Guerrero y, no conforme con eso, tiroteó su residencia.

Sin duda que esta amenaza de nuevo cuño apuntala los temores de la SIP por los riesgos a que está enfrentado el ejercicio periodístico en la República Dominicana. Vale decir que, aunque la amenaza no es exclusivamente contra este ejercicio, sino contra la integridad misma del Estado y sus principios, es oportuno y actual enfocar el aspecto que atañe a la libertad de expresión y difusión del pensamiento. El reto es enfrentar esta amenaza con la firmeza conque  hemos enfrentado otras tantas.

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