Amagos de retroceso laboral

Amagos de retroceso laboral

El sector empresarial que promueve un retroceso en legislación laboral para reducir beneficios de los trabajadores ha perdido la perspectiva de la realidad socio económica del país. El Banco Mundial, en su más reciente informe, y la OIT en otro documento, ponen ante los ojos de los empleadores las cifras de la inequidad acumulada en el lapso 2000-2011, durante el que el poder adquisitivo del salario real del mercado laboral dominicano descendió un 27%, a pesar de que en el mismo período aumentó la productividad.

A esa situación se añade que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la República Dominicana tiene uno de los salarios mínimos con menor poder de compra de América Latina y el Caribe, solo comparable con los de Bolivia, Guayana, Haití, México y Nicaragua. Esas dos realidades bastan para demoler el argumento empresarial sobre la proporción supuestamente alta del salario en sus costos operativos.

De ahí que, al proponer aumentar las horas semanales de trabajo y la eliminación o reducción de prestaciones de los trabajadores, un sector empresarial está promoviendo el agravamiento de la inequidad que ellos mismos han alimentado, y agravar la falta de justicia social que caracteriza la distribución del crecimiento sostenido de la economía, del que no se ha beneficiado la mayoría de los dominicanos.

Intenso tráfico humano

La intensidad del tráfico humano desde Haití y a través de territorio dominicano es grande, pero solo salta a la vista cuando una tragedia arroja cadáveres en nuestro litoral marino. El naufragio de una lancha robada en Bávaro y que transportaba a por lo menos veinte haitianos, de los cuales tres murieron, permite deducir que hay en el país una mafia organizada de tráfico humano que tiene medios suficientes para robar embarcaciones y pasar desapercibida.

Según declaraciones atribuidas a los náufragos, entre los veinte pagaron a dominicanos más de un millón de pesos por la travesía que les conduciría a Puerto Rico. Esos haitianos debieron recorrer cientos de kilómetros por territorio dominicano para embarcarse, para lo cual se necesita muchísima complicidad y un poquitín de suerte. Solo la existencia de coladeros en la zona fronteriza puede explicar tanta presencia de haitianos en tránsito hacia otros países.

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