POR SUSANA VERAS
SANTIAGO. El legendario pianista cubano Chucho Valdés inauguró el pasado viernes la octava versión del Dominican Republic Jazz Festival 2007 en una presentación muy especial, fusionando el jazz con diversos ritmos, con la maestría y versatilidad de este digno exponente caribeño, que demostró una vez más por qué se encuentra entre los mejores tecladistas del mundo.
Esta vez el músico cubano vino acompañado de una nutrida selección de jóvenes y veteranos artistas que integran su famosa agrupación Irakere, que por sus matices y dominio instrumental es una de las más solicitadas para este tipo de montaje artístico. Ellos se preparan para la producción Irakere 35 años con una selección de sus mejores propuestas discográficas.
La primera cita de esta jornada tuvo Santiago de los Caballeros como ciudad anfitriona, y en particular la Sala de la Restauración del Gran Teatro del Cibao, donde se reunió un excelente público amante de este género.
La parte escenográfica se limitó a un moderno juego de luces y tres gigantescos afiches diseñados por el artista plástico puertoplateño Adolfo Faringthon. Justo a las 8:45 de la noche José Guerrero, conductor del montaje, ofreció las palabras de bienvenida y presentó al anfitrión de la noche, el acordeonista nativo de Cabrera Krency García, mejor conocido como El Prodigio.
El músico típico presentó cuatro temas musicales junto a destacados intérpretes santiagueros y los que integran su banda, quienes protagonizaron un invento que salió bien.
El Prodigio se paseó por Los algodones, un clásico de la música popular dominicana para culminar con el Periblues de Rafelito Mirabal, y demostrar que no es sólo un músico típico más, sino un intérprete estudioso y académico y que esta vez estuvo muy bien acompañado y dirigido por el maestro Jochy Sánchez, el trombonista Patricio Bonilla, la violinista Quisqueya Ramos, así como Daniel Álvarez, Junior Güira, El Baby en la tambora, Cuquín Curiel, Juanmy Rodríguez y su inseparable Chiqui Mambo.
El plato fuerte de la noche estuvo a cargo de Chucho Valdés, el Rey del Teclado y su agrupación Irakere o Selva, esta vez con nuevos integrantes y algunos de los legendarios que formaron parte de la fundación del mismo en el 1973, dentro de los que se resalta a Enrique Plá.
De la nueva Irakere sobresalieron anoche el saxofonista Ariel, un joven de apenas 19 años, una gran promesa de la música cubana; Basilio Márquez y la mulata Mayra Caridad Valdés con un dominio magistral de sus cuerdas vocales y del escenario.
Las fusiones musicales de Valdés no pasaron desapercibidas por sus seguidores, quienes disfrutaron de unas siete interpretaciones del creador cubano. La función concluyó con una interpretación de Las hojas muertas a cargo de Valdés y García y los artistas de ambas agrupaciones.
Parte de los fondos recaudados en la actividad serán destinados a los damnificados de la tormenta Noel.
Segunda noche
El segundo día del Dominican Republic Jazz Festival fue realizado en Playa Cabarete, Puerto Plata. El inicio contó con el virtuosismo del Ambar Jazz Group, de esta ciudad; luego entró el trío compuesto por el puertorriqueño Eddie Gómez, el brasileño Duduka da Fonseca y el sueco Stefan Karlsson, y finalizó con la guitarrista norteamericana Michelle Marie.
Cada grupo hizo una variada selección de temas con los que lograron destacar entre el público seguidor de la llamada música de los músicos.
Para el cierre del festival, prevista para el domingo en horas de la noche se esperaba la actuación del grupo Maniel, Jerry Medina y su cuarteto y al final un encuentro de bajistas con John Benítez.
Cositas
Como un importante paso, la dirección del Gran Teatro del Cibao es estricta con el inicio de las funciones, beneficiando a las personas que sí llegan temprano Bien por Gina Rodríguez.
A muchos hubo que recordarles que después de iniciada las funciones pierden sus derechos a los asientos. Pa que sepan.
La humildad de Chucho Valdés sobresale por encima de la ropa. Cuando agarra el teclado es un león.
El Prodigio es muy bueno en lo que hace. Aunque se quejó por la tardanza en el chequeo de sonido, salió airoso de esta cita, que muchos pensaban se trataba de una locura.
La guitarrista Michelle Marie dijo que era un honor cantar en la tierra de su madre, Carmen Severino, con quien compartió el escenario, durante su participación en el festival.