Hace un tiempo, hice un compromiso conmigo: añadir valor a la vida de las personas, facilitando el despertar de la conciencia. Cada noche, antes de ir a dormir hago una auto-evaluación para ver si deje escapar la oportunidad de sumar valor a la vida de alguien. El compromiso de estos tiempos es transformarnos en amantes de la vida, y de su creación.

El amor es lo único que existe, sin embargo,si miramos a nuestro alrededor y en nuestro interior podremos percibir la ansiedad, la inquietud y el miedo que despierta en las personas un posible encuentro nuevo. ¿Será esa la causa de la tristeza, melancolía y depresión que sientes muchas personas en esta época?

Todo encuentro evoca una cuota de ternura, de compasión, de ensamble, de mutua influencia, de trascendencia y, por ende, de responsabilidad y compromiso. Sobre todo, significa la posibilidad de enfrentarse con los fantasmas más temidos: el fantasma del rechazo y el fantasma del abandono. ¡y esto nos asusta todavía más que la soledad!

Amar es transformar nuestra conciencia para construirnos una nueva vida, célula por célula, en el laboratorio espiritual del Gran Espíritu. El amor es todo lo que existe, y su generosidad es tan inmensa que siempre da algo nuevo. Tu vida cambia, con tu participación o sin ella…nada sigue igual…solo podemos ilusionarnos con que es diferente.

Una canción de Silvio Rodríguez llamada “Oleo de mujer con sombrero”dice:

La cobardía es asunto

de los hombres, no de los amantes.

Los amores cobardes no llegan a amores,

ni a historias, se quedan allí.

Ni el recuerdo los puede salvar,

ni el mejor orador conjugar.

Hay una canción cristiana que dice que amar es pa’ guapos. El amor no es cosa de cobardes. La gente valiente da la cara, se compromete y se hace responsable de lo que ha creado ¡Por eso Dios es Dios! Cada vez que tomamos la decisión de decir “si” a algo o a alguien, estamos sembrando en el terreno de la Vida, de Dios del amor…

Yo he tomado mi elección ¿Y tú?