Amar

 Amar

POR ÁNGELA PEÑA
Un hombre fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que no quería más a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: Ámala. Luego se calló.

Pero es que no siento nada por ella, dijo el hombre.

Ámala, reiteró el sabio. Y ante el desconcierto del visitante, después de un oportuno silencio, el viejo sabio agregó lo siguiente:

Amar es una decisión, no un sentimiento.

Amar es dedicación y entrega.

Amar es un verbo y el fruto de esa acción es el amor.

El amor es un ejercicio de jardinería: arranque lo que hace daño, prepare el terreno, siembre, sea paciente, riegue, procure y cuide.

Esté preparado porque habrá plagas, sequías o excesos de lluvia. Más no abandone por eso su jardín.

Ame a su pareja, a sus amigos, a sus hijos, a sus padres, es decir, acéptelos, valórelos, respételos, deles afecto y ternura, admírelos, compréndalos.

Eso es todo: Ámelos.

Porque la vida sin amor podría tener estos efectos:

La inteligencia sin amor te hace perverso.

La justicia sin amor te hace hipócrita.

El éxito sin amor te hace arrogante.

La riqueza sin amor te hace avaro.

La docilidad sin amor te hace servil.

La pobreza sin amor te hace orgulloso.

La belleza sin amor te hace ridículo.

La verdad sin amor te hace hiriente.

La autoridad sin amor te hace tirano.

El trabajo sin amor te hace esclavo.

La sencillez sin amor te envilece.

La oración sin amor te hace introvertido.

La ley sin amor te esclaviza.

La política sin amor te hace ególatra.

La fe sin amor te hace fanático.

La cruz sin amor se convierte en tortura.

La vida sin amor no tiene sentido.

(Enviado por C. M.)

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