Calle Amaury Villalba ,Calle Tammy Domínguez ,en el Residencial Costa verde ,en el 12 de Haina. Hoy/Arlenis Castillo/05/02/2021
Su vida fue modelo de perfeccionamiento, cambio, provecho, estudio, creatividad, trabajo y servicio.
Inició temprano sus luchas de preservación y rescate del medio ambiente, la investigación de especies en peligro de extinción, la conservación de la biodiversidad.
También era diseñador gráfico, fotógrafo, maestro, artista del pincel que inmortalizó la imagen de Manolo Tavárez Justo después que al líder revolucionario del 14 de Junio lo asesinaron en las montañas de Manaclas.
Esbozaba portadas de libros y revistas, instalaba exposiciones monumentales con piezas gigantes de esqueletos que él mismo recuperaba en sus expediciones incansables por cuevas, mares, ríos, áreas protegidas.
Era un viajero incansable por aire y tierra, siempre armado con cámara, grabadora, sus libretas de notas y documentos.
Leyendo su intensa actividad profesional, se piensa que no le sobraba tiempo para el sueño.
Amaury Villalba Cisneros es justicieramente recordado por una calle de Santo Domingo, pero se mantiene también presente por los testimonios siempre actualizados de su familia en redes sociales, en enciclopedias virtuales, en páginas personales. Sus colegas espeleólogos, además, ofrecen vigencia permanente dedicándole libros y homenajes y rescatando póstumamente sus obras inéditas.
Con Tammy Domínguez, la invariable compañera de labores que murió junto a él en fatídico accidente aéreo, no ha sucedido igual, aunque se citan sus trabajos profesionales y ostenta igualmente una calle con su nombre al lado de su invariable pareja de faenas. Ojalá encontrar más datos de su biografía.
En la vida, en la muerte y después de la tragedia, se han asociado sus nombres a todos los homenajes, a tal punto que bautizaron “Tamary” a un manatí que es “la estrella del acuario de Santo Domingo”.
“La naturaleza está de luto”. El 14 de enero de 1995 el Listín Diario trajo la desgarradora noticia de que “dos biólogos que realizaban una investigación para el Proyecto de Conservación del Manatí, y el piloto de una avioneta, murieron al precipitarse la nave a aguas del mar Caribe, en la Bahía de Neyba, frente al Aeropuerto Internacional de Barahona”.
La sobrecogedora crónica, firmada por Guillermo Tejeda y Genao Contreras, daba cuenta de que solo sobrevivió el biólogo José Alberto Ottenwalder, “quien fue rescatado por pescadores” ese viernes 13 en la mañana, “antes de que la avioneta Cesna 172, matrícula H1-453 CA, comenzara a hundirse”. Además de Amaury y Tammy falleció el piloto Julián Abreu, quien “había participado en muchos trabajos de reconocimiento aéreo”, de acuerdo con Domingo Abreu Collado. Los cadáveres, fueron rescatados por buzos voluntarios, narran los reporteros.
Ottenwalder, recluido en el hospital Jaime Mota, de Barahona, dijo que salieron temprano del aeropuerto de Herrera y que el accidente se registró “cuando detectaron un banco de manatíes para observar mejor los animales marinos, precipitándose la avioneta al mar. Sostuvo que pudo salir de la nave porque unos pescadores se percataron del accidente e inmediatamente fueron en su auxilio”.
Las autoridades de rescate, agregan, encontraron un pequeño bulto de las víctimas que contenía una grabadora, una cámara fotográfica y numerosos documentos.
Los cadáveres fueron trasladados en la tarde a Santo Domingo, luego de ser examinados por el médico legista Juan Francisco Pérez.
La sociedad Prospectiva Ambiental Dominicana Pro Manatí publicó: “Amaury y Tammy, idos a destiempo, en pleno desarrollo de sus capacidades científicas y de su ardorosa defensa de nuestro medio ambiente. Murieron en acción militante por la defensa de especies en extinción. La naturaleza está de luto”.
Más de Amaury. Amaury Antonio nació el 16 de noviembre de 1943 en Santo Domingo. Era hijo de Dorian Villalba Pereyra y Francia Cisneros Mejía de Villalba.
Se graduó de agrónomo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, se especializó como biólogo marino, espeleólogo, ilustrador, naturalista, investigador. Trabajó en el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), como encargado de interpretación de suelos, y en la editora Alpha y Omega como encargado artístico. Ofrecía educación gratuita sobre medio ambiente a niños y jóvenes.
Publicó “Conservemos la naturaleza uniéndola al desarrollo” y otros libros científicos.
En una obra sobre Isla Cabritos dedicada a los dos ambientalistas se consigna que murieron “durante la ejecución del proyecto “Evolución del estado actual y distribución del Manatí Antillano en la República Dominicana”. El manatí era una las especies más amenazadas del país, afirman los editores.
El libro “Cabritos: una isla viviente bajo el nivel del mar”, fue un tributo póstumo a Tammy y Amaury, quienes figuran en la portada.
Conocidos de Amaury lo describen como un ser sociable, amistoso, de sonrisa espontánea, permanente, trabajador. Recuerdan su cabello encanecido a temprana edad y su transitar por las calles del sector de Gascue, siempre con una mochila.
Recordando a su hermano y a Tammy en este aniversario de sus muertes, Dorian Villalba, escribió en Facebook:“Amaury Villalba y Tammy Domínguez siguen gravitando en mi vida en estos 26 años que han pasado desde sus partidas, y muchas de sus preocupaciones continúan sin solución. Solo deseo que en este futuro incierto de pandemias, quema de bosques, cambio climático y desprecio ya no solo por la vida animal, sino por la propia vida humana, emerjan jóvenes que como Amaury y Tammy luchen por la vida de este planeta…”.