Ambicioso y  esperanzador

Ambicioso y  esperanzador

El primer discurso del licenciado  Danilo Medina Sánchez como Presidente de la República lo presenta como un ciudadano con la virtud de la humildad y el respeto al compromiso, pero indudablemente ambicioso en las metas que persigue para el país. Y aunque su mensaje irradia esperanza, sobre todo para  los más pobres y la clase media, el costo económico de sus metas en función de la realidad económica del país y las perspectivas del entorno genera interrogantes que solo la aplicación práctica de su programa    podrá despejar.

Sus planes  para desarrollar el sector agropecuario y hacer más fácil su acceso al crédito,  para reducir la pobreza y ensanchar la asistencia social, resolver el problema eléctrico,  mejorar la  seguridad pública y transformar la Policía, así como transformar  de arriba a abajo la educación en base a la asignación de un 4% del PIB reclamarán inversiones enormes para optimizar la capacidad curricular, frente a una economía que acusa déficit considerable.

El Presidente también ha trazado metas para crear empleo, financiar y apoyar las micro, pequeñas y medianas empresas, y favorecerlas con las compras y contrataciones del Estado. Esta parte de su plan de gobierno se corresponde con el propósito  de generación de empleos y da respuesta a una vieja demanda del sector. Su promesa de impulsar a la juventud hacia el logro de oportunidades de trabajo contribuiría a saldar parte de la cuantiosa deuda social.

Medina también hace hincapié en su meta de impulsar y diversificar el turismo con planes que permitirían ingresar diez millones de turistas por año, y además desarrollar modalidades como el turismo ecológico y cultural. Nuevamente la necesidad de invertir recursos cuantiosos en planificación, infraestructura y promoción le pone signo de interrogación a estos planes en cuanto a fuente de recursos.

La lucha contra la corrupción, prometida en el discurso, y el esfuerzo por la transparencia, suponen un desafío que la administración anterior no quiso afrontar. La pregunta obligada es si estaría Medina Sánchez dispuesto a iniciar esa lucha con los personajes del gobierno anterior señalados como presuntamente involucrados en acciones indecorosas en la gestión pública.

Un acto posterior al discurso desinfla en alguna medida las expectativas despertadas por los planes anunciados. Un 70 por ciento del gabinete de Medina está compuesto por ex servidores de la gestión anterior. ¿Serán viables los cambios  con la misma gente?

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